Vivís en constante guerra con demonios. Demonios internos, prisioneros. Que aunque puedan escaparse, prefieren quedarse y alimentarse de vos.

Lo peligroso de ellos es que se producen con ayuda de demonios de otras personas. Se comunican entre si, para ser indestructibles. Vas haciéndolos propios, te perturban, te inquietan, te enloquecen.

Son insaciables, ambiciosos, sedientos de tu ser, deseosos de poder. Están creciendo dentro tuyo, aunque depende de cuanto le des de comer.

Algunos son gigantes, fuertes, aguerridos. Su objetivo es destrozar todo lo que está a su paso, como tus sueños y la esperanza. Les fascina verte de rodillas y que te sientas insuficiente. Te hacen perder la confianza en vos mismo, se comen tu valor.

Otros son problemáticos, tramposos, mentirosos. Encantados de atacar el amor y la felicidad. Les molesta tanto estos sentimientos que producen en vos mucha inseguridad y desequilibrio. Perdes la confianza en los demás,  te sentís solo, vacío, y es ahí donde ellos se apoderan de tu corazón.

Hoy, como todos los días, estas en una caverna fría y oscura, tu compañía solo son tus demonios. No te podes escapar, sabes que te van a devorar, pero continuamente pensas en fugarte, todo el día, a toda hora.

De pronto, consumido por la realidad, arriesgas la ultima pizca de fuerza que te queda para luchas contra ellos, y aunque sientas que el final esta cerca, se asoma una pequeña luz a lo lejos.

Corrés lo más rápido que podés y los demonios te persiguen gritando desaforadamente. Te estas escapando. ¿Escuchas eso? tu corazón, queriendo salir de tu cuerpo, desbordado. Estas afuera de la caverna y la claridad del alrededor hace doler los ojos, todavía no lo podes creer. 

De repente te das vuelta para observar la caverna y ya no está, se esfumó con el viento del lugar. Y vos, del miedo pasaste a atreverte, a enfrentar esa situación que tanto te asustaba. Te diste cuenta que eras más fuerte de lo que creías.

Ahora andas libre, la adversidad te hizo valiente. Y aunque a veces algún demonio quiere volver, le haces frente como un guerrero y luchas. En donde antes todo era oscuro y tenebroso, ahora sopla un viento fresco, que hace crecer los más pequeños detalles que te regala la vida. 

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