Era una especie de escultura, más bien una máscara como de tiza. O no; se parecía más a una cabeza sí, pero vacía. Aunque me pareció que pestañeaba, pero eran ocurrencias mías seguramente.

Después me enteré que el señor González había perdido la cabeza por una mujer.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS