Ensayo Covid – 19

Para muchos quizás nos puede parecer que vivíamos vidas completamente libres y felices, que todo lo que teníamos antes de este confinamiento forzado era maravilloso y estaba repleto de felicidad y satisfacción. Parece ser que ya nadie refunfuñaba por ir a ese maldito trabajo que tanto se obligaba a sí mismo a realizar o que no hubiera gente pasiva que no salía del sofá ni de la casa. . Que nadie en algún momento de su día a día haya pensado necesito más tiempo para esto o para lo otro. Parece que antes de esta pandemia todo marchara sobre ruedas, y ahora todo el mundo desea que esto pase rápido y volver cuanto antes a como estábamos anteriormente. ¿Pero esto es realmente el mensaje escondido que podemos sustraer de esta situación llena de incertidumbre?

Por mi parte no deseo volver a lo de antes, quizás no tan rápido. Quizás podamos considerar este tiempo para volver a mirar hacia nuestras vidas tanto de manera individual como de sociedad. Y hacer un replanteamiento de todo. Reformular los sistemas, las políticas y esta nueva religión en la que todos estamos metidos hasta las cejas: la economía. Rebuscar donde realmente está el dinero de España, y que no nos digan que no hay dinero, porque no conozco conciudadano mío que no se levante quiera o no quiera a dejarse el lomo por cuatro míseros euros. Mientras que son sabidos y conocidos todos los tejemanejes de los que tenemos por encima. Que han preferido llenarse los bolsillos a invertir en sanidad o educación. Estos organismos que todavía en el siglo XXI ven más necesario invertir en armamento y defensa – de la buena, de la clásica, retrograda y bélica – antes que poner todos nuestros bienes al bienestar social.

Que alguien me responda, ¿de les sirven ahora sus tanques frente a este enemigo invisible?

Este acontecimiento no ha sido algo que haya ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, creo que más bien muchos ojos no estaban previamente “abiertos”. Puesto que me niego a creer que toda responsabilidad sea por la Covid-19.

¿Acaso nadie va asumir las responsabilidades frente a los muertos, los masivos despidos, y este agujero económico en el que estamos cayendo sin freno? ¿Nadie va a decir, lo sentimos, actuamos tarde? Pasaron 43 días hasta que el gobierno decidió declarar el Estado de Alarma desde que se conocieron los primeros casos a finales de Enero, los datos del CIS demuestran que el gobierno tardo en actuar, y solo se hizo cuando la ciudadanía reclamaba más información y un cierre drástico, estaba asustada.

Y muchos ahora pensaran ¿qué más da como empezó esto? Hay que buscar soluciones y no problemas, y en eso estamos completamente de acuerdo. Pero no nos sirve que por soluciones permitamos parches y que el único problema que veamos sea como pagar todo lo que se acumula en el devenir de estos meses. Que sigamos pensando en nosotros, en nuestra libertad, nuestros intereses, nuestra protección por encima de todo, nuestra “comodidad” anterior. Nos dice mucho del tipo de sociedad que hemos creado –o para la cual hemos sido adoctrinados- no hay conjunto, no hay una mirada global como especie. Seguimos disgregados, por clases, culturas, políticas, fronteras y un ego tan grande que nos tiene a todos ciegos.

Que sigamos pensando si esto viene de China o esto ha sido creado como arma biológica. Pues claro que ha sido creado! Aunque nos olvidamos del auténtico poder que tiene nuestra Madre Naturaleza. Nos olvidamos de nuestro lado salvaje, completamente desnaturalizados estamos incapaces de aceptar la enfermedad como parte de un proceso cíclico de nuestro paso como seres humanos en la tierra. Nos alarmamos ahora por la enfermedad, pero ¿cuantas veces agradecemos la salud? El otro día en un comercio la tendera me comentó que su vecina de oriente le dijo, “cierra la tienda, cuida de ti y de tu familia, lo primero es la salud, sino hay salud no hay nada” ¿Y cuantos nos hemos creído invencibles e inocentes?, ¿y cuantos hemos ayudado en la propagación por seguir manteniendo en pie el dinero?

Y evidentemente esto es importante que salga a la luz y lo tomemos por un momento con la relevancia que se merece, puesto que si se hubiera actuado pensando desde la salud de los ciudadanos y de nosotros mismos, si la balanza hubiera caído hacia el bienestar, la economía hubiera salido mucho menos perjudicada, porque el parón hubiera sido más corto.

Yo misma he presenciado la sanidad desde sus entrañas, y es tan grande el desconcierto, la falta de información en los hospitales como los medios. No hay previsión por parte del gobierno ni información para poner en previo aviso a todos los trabajadores de uno de los servicios con más riesgo. Además que estos serán pues los primeros que deban lidiar con la “enfermedad”. La sanidad es uno de los sectores donde más positivos y bajas se dan entre los trabajadores. Usando sus propios cuerpos y vidas como barrera frente a esta nueva enfermedad. Nos es más fácil etiquetarlos como héroes o heroínas, etiquetarlos para deshumanizarlos, así se nos es más fácil digerir lo que ocurre realmente y es que Ellos y ellas son de nuestra misma especie, son tan humanos y sienten tanto miedo como cualquiera de nosotros. Reconozco que es un bello acto que se les regale ese aplauso tan idiosincrásico de este estado de alarma cada noche a las ocho desde las ventanas, balcones y terrazas, pero también considero que con la misma actitud, determinación y constancia se les otorgue el reconocimiento, el salario, la protección y las condiciones laborales que se merecen.

En referencia al Gobierno Fernando Grande Marlaska decide sacar a toda su flota de «seguridad ciudadana» a las calles, para reforzar y asegurar el confinamiento de la población y que se acatan las ordenes establecidas en el Estado de Alarma. Se ha anunciado la puesta de 300.000 agentes a «patrullar» las calles, una gran idea de nos ser porque a estos hombres de la ley los dejaron sin ningún tipo de protección frente al virus. Provocando como resultado numerosos contagios entre los cuerpos de «seguridad» – en concreto vamos por 14.000 bajas – Así pues se han pronunciado en un comunicado conjunto CCOO, el Sindicato Unificado de la policia ( SUP), la Asociacion Unificada de Guardias Civiles (UGC) y la Asociacion Unificada de Militares Españoles (AUME), que han lanzado un vídeo donde denuncian que el Gobierno al que sirven «no protege a quienes, tras el colectivo de sanitarios, más se exponen al virus por el contacto con el ciudadano. Algo que caía por su propio peso, o como un antiguo jefe siempre me decía SCO «sentido común». ¿De verdad no sabían que eso iba a ocurrir? Si el virus demuestra la ley de la naturaleza puesto que se traslada de persona a persona sin importar su clase social, su riqueza, su oficio, sus estudios o cuanto dinero tenga en el banco.

Considero que es de irresponsabilidad gubernamental el exponer a dos de los colectivos que más están ofreciendo su ayuda,su vocación por el bienestar y seguridad de todos nosotros ¿Y de que manera son tratados por quienes deben velar por su seguridad y su bienestar?

Todas las medidas han llegado tarde, mal sincronizadas y de una reflexión lógica deficiente, y esto solo puede ocurrir por dos motivos,

Todas las medidas por parte del Gobierno han llegado tarde, mal sincronizadas y de una reflexión lógica deficiente. Incluso me atrevo a decir que toda la población con menos información han conseguido dar ejemplo al gobierno con una implicación rápida, organizada y solidaria. Realizada a pequeña escala en diferentes pueblos, asociaciones, barrios, comunidades de vecinos. Porque el pueblo se preocupa por el pueblo e por consiguiente actúa acorde a su voluntad y compromiso. ¿El gobierno se preocupa por nosotros?

Creo que queda palpable el abuso de poder oculto que hay en la aplicación del estado de alarma, todos los canales que han decidido cerrar sin consenso ninguno, como si de una cacería de brujas se tratara, todo lo que se aleja de su postura capitalista y difiere. Todos los divergentes que hacen peligrar que se remuevan las consciencias. Es lamentable que estén invirtiendo tanto esfuerzo en callar, borrar, inhabilitar canales de comunicación alternativos en vez de ir en la búsqueda de mascarillas, test y EPIS.

Quizás cuando pase todo esto y acallemos el canto del mirlo con nuestro ruido en las calles, solo quizás después de ese gorjeo tomé fuerza la voz del pueblo

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