Pequeños descuidos

Con su copa de vino recién servida y esa penumbra fabricada por él en su living, la miraba casi venerándola mientras ella cruzaba la calle.

Con una mezcla de torpeza e inocencia en un movimiento de su pelo ella dejó caer una flor que se mojó sobre el asfalto. Tenía un elegante vestido y un abrigo apoyado sobre los hombros dejando ver, a pesar del frío de la noche, un poco de piel. Ambos tenían claros sus anhelos.

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