El océano soñador

Rut era una niña soñadora. Durante su infancia pasó sus días soñando en un pequeño mundo perfecto, anhelando la paz, el amor y la felicidad.

Rut, era una mujer soñadora, que pasaba sus días sentada a la orilla del océano, creando un mundo detrás de la espesura del agua, y el brillo de la luna. Un mundo pacífico, y armonioso, donde nada importa más que la felicidad.

Una mañana radiante, mientras el sol abrigaba la piel de la naturaleza, y asfixiaba el frío aire, Rut, salió con dirección al océano, se sentó a la orilla y se dijo «Es el momento. Es ahora o nunca, soy yo o nadie».
Sumergió su cuerpo en las nítidas aguas, deseando no salir nunca de la embriagadora y fría agua del océano. Abrió los ojos, frente a ella se divisaba un castillo, ¿Un castillo bajo el agua? la respuesta es sí, un gran castillo se extendía por las profundidades del agua. Su misterio, su infinitud, y su gran vida bajo el cielo cambiante, arrastraron a su corazón hacia él. Distendió sus músculos, estiró las piernas y comenzó a agitar los brazos.
Se acercó al castillo, y abrió las amplias puertas, con una facilidad que nunca habían percibido sus huesos.
Entró. Cerró los ojos, y en su cabeza repitió por unos minutos «No me iré de este maravilloso mundo».
Abrió los ojos. Las amplias paredes, y los prominentes muros de cristal deslumbraban el castillo con su resplandor.
Cientos de personas de acercaban a ella, con una sonrisa promiscua en sus rostros. Todos dispuestos a dar la bienvenida a la reina y creadora del mundo inalcanzable en que se encontraban.

Rut absorta en las maravillas de su nuevo mundo olvidó de donde provenía. Olvidó que al entrar en el agua, dispones de poco tiempo para que tus pulmones sostengan oxigeno. Olvidó la belleza del mundo real, olvidó la importancia de regresar al lugar al que perteneces.

Cerró los ojos y se dijo «fui,soy y siempre seré libre en mi pequeño mundo». Tan fuerte fue su deseo de no salir de ese maravilloso mundo que no intentó abrir los ojos, no intentó volver a donde pertenece, no intentó recordar la belleza del mundo real, no intentó seguir viviendo en el mundo real, pero cumplió su deseo, estaba en su mundo, donde todo es paz, amor y felicidad. Con una sonrisa en su rostro recordó la frase que decía todas las tardes mientras observaba el océano y dijo «La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.»

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