Romance y el diario vivir

Romance y el diario vivir

Myriam Reyes Pena

01/05/2017

¿Cómo ser esa sílfide esbelta? ¿Cómo ser de figura estilizada y romántica?Para cumplir con los parámetros impuestos a la heroína, a la doncella de esas novelas románticas.

Nunca se escribirá la historia de mi romance. No soy la heroína pálida y bella, misteriosa y lejana.Tampoco soy la doncella de vivos colores en las mejillas y labios, de sonrisa vibrante, coqueta, insinuante.

Es así como los romances se describen en la literatura, con bellas damas, con distinguidos señores. Es lo que, los que no somos bellos o distinguidos, jamás viviremos… Un romance a lo Romeo y Julieta.

Yo quiero que este romance nuestro, este amor que nos consume, sea tema literario.

¿Por qué una señora, no doncella, no sílfide, de baja estatura, más bien gordita, no puede ser la heroína de una perdurable historia de amor? ¿Por qué el señor en esta historia no puede estar marcado por esa calvicie temprana,por unas piernas que no ganarían ningún concurso de Mister Mundo?

Las historias de amor comienzan describiendo una heroína bella de largos cabellos negros, o rubios o del color de la caoba. ¿Qué heroína es descrita con cabello grisáceo, o corto? Ninguna. En ninguna hay ojos cansados con grandes ojeras, o bolsas bajo los párpados.

No, en la literatura, esas mujeres no tienen los atributos para amar y ser amadas.

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