Caminos alternativos

No sé qué hago escribiéndote esto, ni realmente sé con qué finalidad. Solo sé que te pienso, que apareces todos los días en mi cabeza, no como un recuerdo nostálgico, sino solo como para recordarme que estás ahí, que no te olvide, que no me olvide.

Que no me olvide de las mañanas en las que yo desesperaba por levantarme de la cama, y que tu me abrazabas fuerte para que no me fuera mientras, aun dormido, me besabas por la espalda y me decias guapa. Esas mañanas que hoy echo en falta.

Que no me olvide tampoco de lo malo, para no caer de nuevo, para no volverme a hacer más daño, no autolesionarme. No encerrarme en una burbuja que me aisle de todo mal, sino saber lo que quiero, y lo que no.

Con lo fácil que hubiera sido no conocernos, no experimentarnos. Con lo fácil que hubiera sido que aquel bar no tuviera un vicio como aquel para hacerme volver a allí, y hacer que te acercaras, y hacer que me ilusionara. Con lo fácil que hubiera sido no darte mi número. Qué fácil se ve a toro pasado…

Con lo fácil que hubiera sido quedarnos solo en lo físico, en lo común, no sentir, no necesitar verte, no necesitar que necesitaras verme.

Con lo fácil que hubiera sido olvidarte, después de todo, y después de todo el tiempo que ha pasado.

Con lo fácil que hubiera sido entrar el uno en la vida del otro, sin que nos amarrasen los miedos de un pasado.

Lo peor de todo es que estoy segura de que, aunque me duele, es lo mejor para mi. Porque aun recordándote todos los días sin yo buscarte, aun queriéndote escribir, sé que todo volvería a ser igual, y volver a pensar que el vacío que sentí se repita, me acobarda, es lo que me echa atrás.

Solo quiero pedirte que aunque no quiero estar sin ti, que por favor, no vuelvas.