Derrota

Dae

01/04/2020

En pleno Enero me obligaste a encerrarme en el sótano más húmedo y oscuro de mi corazón, otra vez.

Sin consultarme, te habías marchado de mi lado mucho antes de comenzar a empacar.

Tuve tiempo de ventaja, antes que el resto supe que todo terminaría así. Sonreí para que el desgarro no me dejara gritar.

Quería romper la almohada y los párpados despegar, quería que regreses y esta pesadilla echaras a volar.

Rogaba que tomaras mi mejilla, me vieras con dulzura y con un vaso de agua hicieras trizas cada duda de tu amor por mí.

Quería muchas cosas y tú sólo una: irte de aquí. Marcharte y dejarme ver tu espalda hacerse una figura pequeña hasta desaparecer.

No me preparaste para lo que venía después.

No me dijiste que el mundo seguiría feliz. No me dijiste que en los demás sólo vería tu rostro indiferente, harto de mí.

No me advertiste que mi arcoiris sería blanco y negro. Esa tarde era muy fría, y para mí… nunca dejó de llover.

La credulidad del recuerdo me ayudó cuando el tiempo empezó a correr. Me dió esperanza, me dió fe. 

Me aburrí de  ver un punto vacío y marchito, el mismo por el que habías huído. Me daba fuerzas y sostenía mis propios brazos para darme calor. 

Sabía que volverías, así lo había decidido, pero en Junio los víveres cálidos del sótano olvidado habían desaparecido.

La pequeña ventana por la que esperé ver tus pasos volver, se apagó. Ya no dejó pasar la luz, se rindió.

El sótano se heló y la duda, junto a mí se terminó. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS