Ese breve instante entre la ternura y la locura, esa corta distancia entre tu boca y la mia.

El depertar oscuro de mis ojos nublados, que paluatinamente se acostumbran a la penumbra, y tenuemente veo tu boceto, comienzo lentamente a deliniear tu figura con mis manos.

Se escucha el quejido ronco de tu voz dormida, y tús ojos que se aprietan brevemente. Ya distingo tu boca, y la forma tan seductora en cómo el aire va y viene, ese relajante y paradisíaco sonido, incesante de tu respirar y yo tan solo ahi, mirándote, embelezada con esa sombra de forma irregular que yase a mi lado, y que forma millones de bucles en las sabanas, con tu pelo erizado, y tus manos enrocadas a la almohada. Eras ése perfecto desastre que me atormentaba el sueño, la más perfecta imperfección, eras esa ambivalencia tan marcada y estable, que habitaba mi mundo y lo gobernaba.

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