Silencio, espacio, tiempo…

-«Corre, corre…», gritaba esa voz constantemente en mi cabeza. Cada día, cada hora, cada minuto, sin dejar espacio a ningún otro pensamiento.

Así transcurría mi vida. Y de repente un día esa voz irritante se calló, desapareció. Y no supe qué hacer con tanto silencio, con tanto espacio, con tanto tiempo…

Noté una terrible angustia apoderándose de mi ser. Ya estaba quieta, en silencio, así como tantas veces ansié estar, pero no sentí la paz que esperaba hallar.

Poco a poco se disipó la angustia dando paso a la más absoluta resignación. Pero no… no era resignación lo que quería encontrar.

Entonces decidí hurgar en mi interior y lo encontré. Encontré mis inquietudes, mis deseos, mis sueños y mis sentimientos. Y encontré nuevas formas de expresarme.

Fué entonces cuando supe qué hacer con tanto espacio, con tanto silencio, con tanto tiempo…

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