Diario: Estado de Alarma – II

Diario: Estado de Alarma – II

@naturalevayoga

19/03/2020

18/03/20

Día 5 (madrugada) de aislamiento, amanece relajado un bonito silencio en la comunidad. Desayuno tranquila, más serena con esta situación forzada y de urgencia.

Esta contención aislada de lo único que nos hace estar conectados con el aquí y el ahora: la naturaleza y sus climas. Quizás esto nos sirva para darle el valor y el lugar que se merece.

Hoy me siento con mucha más aceptación y otro ritmo de pensamiento, más caribeño. Siento que me apetece disfrutar estos días al máximo conmigo misma, si el destino ha querido que estemos solas Bali i yo, es que algo tenemos que sacar nutritivo de aquí. ¿Carecería de sentido despertarse por la mañana y no trabajar en tu persona, cultivar las tierras de tu pensamiento y regarlas con nuevos conocimientos cada día?

Una oportunidad para purgarnos los sentidos embotados de esta sociedad, de sus ritmos y su exhibición. Mantenerme distante a ese sonido zumbeante que carga el ambiente y embota la mente de absoluto y absurdo vacío informativo, carente de cualquier nutriente para el alma.

He podido soltar bastante ansiedad de ayer y regalarme un desayuno con lectura incluida. – son mejores mis mañanas cuando las acompaña thoreau – con el sonido de fondo de múltiples pájaros que cantan con la alegría de no tener humanos merodeando ese hábitat de asfalto que les hemos dejado, pero que al fin de cuentas y por ahora, es más suyo que nuestro.

No ha sido un gran día en cuanto al clima, un cielo de tonos grisáceos con un aire salvaje que se colaba por la casa cerrando las puertas cual adolescente en pleno acto de rebeldía. Pude apreciar el viento por la ropa tendida de la vecina, en pleno movimiento al borde de la liberación…también lo corroboraron unas palmeras sacudidas por el aire que acaricia la soledad de las calles desiertas.

Hoy es el quinto día de confinamiento y la gente empieza a estar saturada, agarrándose a la idea ardiente de que esta situación en nueve días más se acaba, que comodidad mental proporciona esa ingenuidad.

19/03/20

Amanece con una energía extraña en el aire condensado, pareciendo que el cielo se prepara para llorar por todos nosotros, aunque de momento ni una minúscula gota ha caído contra mi ventana.

La mañana me sucede nutritiva, mucha lectura y paz, alejada del magnetismo nocivo que me provoca el teléfono y la saturación de estar constantemente en lo externo. Me apetece llevar la mirada hacia adentro. En mi cabeza hoy hay una bacanal de placeres por la escucha, la observación, la meditación, la lectura y la escritura.

La verdad que muchas personas prefieren resistirse frente a la realidad de ver coartados sus movimientos a los metros cuadrados que tenga el lugar donde se encuentre habitando ahora mismo. Y un malestar general crece en el ambiente apocalíptico que se ofrece desde mi ventana.

Por el contrario y a pesar de que en soledad se echa en falta el contacto de otro ser humano – hasta una mirada me bastaría para saber que no estoy sola en esto- pero las miradas que entran en casa están casi pixeladas, poco nítidas y muy lejanas. Contenido el brillo de su iris en una pantalla.

A pesar de eso sigo viendo el lado bueno, siempre me he quejado de la falta de tiempo que me supone estar en la rueda de la economía y del comercio, en la rueda del trabajo y el correr de un lado a otro faltándose mi reloj de 12 líneas más en las que puedan aterrizar las agujas. Ahora sonrió del regalo de tener esa absoluta disposición de tiempo para mi persona.

Esta mañana la dedique a trasplantar y poner bellas cada una de las plantas que habitan y comparten este estado de alarma conmigo. Y aunque estas no puedan mirarnos, nos acompañan respirando al unísono.

El poto (Epipremrum pinnatum) planta trepadora del bosque tropical, ha crecido en estos días y ya era momento de trasplantarlo a una maceta más grande. Y parece que se ha adaptado de maravilla a su nuevo hogar, luce mucho más vigoroso y verde. Mi poto dispone de un tronco de fibra de coco en el centro de la maceta de un grosor considerable, lo que le permite a este trepar para alcanzar la cima y la luz. He podido observar diferencias considerables entre las hojas de mi poto y de otros potos conocidos. Pues este presenta hojas de gran tamaño – más grandes que mi mano extendida- y en otros colgantes su hoja se queda pequeña. Al buscar información sobre este hecho he podido comprobar que la naturaleza jamás dejará de sorprenderme. Estas plantas cuando está reptando por el bosque en busca de una guía o soporte para trepar, son de tamaño pequeño, pero cuando lo consiguen y comienzan a trepar, las hojas aumentan de tamaño. ¿Ocurrirá lo mismo con el ego de la humanidad? Sus raíces son aéreas.

El curry y el tomillo, y la planta del dinero están increíblemente hermosas y sanas. Llenando de verdes vivos mis retinas que echan en falta el medio natural.

La hiedra se mantiene sana y es la única que no he regado estos días, informándome sobre esta variedad he podido comprobar que puede llegar a vivir hasta 500 años, lo cual me parece absolutamente digno de estudio, como que se sabe cuidar sola, es bastante autosuficiente. Creo que la variedad de esta es la hedera algeriensis. También usada para la medicina y sedante.

La flor de bromelia fucsia contrasta con la pared gris.

El día huele a lluvia tímida.

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