No son tus ojos, es tu mirada.

Y al escuchar música tan sublime, he oído el susurro de unas palabras… Se abren las puertas de tu alma, y no por enfocar a tus ojos olvidaría decir que es tu mirada la que me atrapa y envuelve en tan dulces parpadeos.

Se escucha a los lejos un latido, se ve tan cerca un suspiro, se llena el pecho de ilusiones y de la mente se esfuma un olvido.

¿Quién eres entonces criatura que me llenas de tantos pensamientos de ternura? ¿Cómo haces para que con tan grandes pupilas puedas ablandar un corazón lleno de amargura?

Tantas preguntas que se formulan, y mi corazón me lleva por alguna razón a pensar que tu tendrás la respuesta, pero, ¿Cómo preguntarte para saber la respuesta sin saber que es lo que necesito saber? ¿Cómo sigues haciendo esos movimientos con la mirada? ¿Seguirá siendo la metáfora de un «alma»?

Pudiese asegurarles a todos cuán atrayentes son esos ojos llenos de contenidos del universo, pero que pena me daría saber que alguien más los mira como yo los miro, y nadie podría admirarlos como yo lo hago.

Justamente lo que necesitaba, ni son respuestas, ni son preguntas, son tus ojos cerrándose mientras me miran. Y es ahí cuando todo lo perdido regresa en donde debe estar, los suspiros hacia la brisa, la sonrisa inunda las mejillas, y es ahí cuando todo como un rompecabezas, encaja.

¿Quién eres entonces criatura emblemática que va hacia mi corazón? ¿Qué es eso que lleva la brisa con un palpitar acelerado? Se escucha a lo lejos un enamorado suspiro.

-Kristel.