«El reino de Greenland»

«El reino de Greenland»

Alexander Fonseca

02/03/2020

“El reino de Greenland”

Por: “El príncipe”

Hace muchos años atrás existió un reino como ninguno. El invencible y muy prospero reino de Greenland.
Este reino tenía la peculiaridad de estar dividido en 4 reinos: el reino del norte, el reino del sur, el del este y el oeste.
Sin embargo Greenland estaba unido como ningún reino y ante cualquier amenaza extranjera se defendía como uno solo.
Además de esta unión ante amenazas extranjeras, cada uno de los reino producía algún bien o servicio a los demás reinos.
El reino del norte y sus minas proveían el oro y plata para confeccionar las monedas y toda clase de joyas, así como hierro y cobre para forjar armas.
El reino del sur abastecía toda clase de telas y con sus enormes telares confeccionaban desde la ropa del ciudadano común hasta la que vestían los reyes y príncipes.
El reino del este era agricultor y tenían la importante tarea de compartir sus cultivos, toda clase de frutas, de granos y olivos del cual extraían el aceite.
Finalmente el reino del este con sus numerosos ganados y todo tipo de aves de corral abastecían Greenland con todo tipo de carnes.

De forma tal que no le faltaba nada a nadie. La sociedad básicamente se dividía entre los que vivían bien y los quevivían muy bien.
Se decía que para ser feliz solo necesitabas nacer en Greenland.
Pero una tierra tan verde y prospera, bendecida por un río que le rodeaba por todas partes y un manso lago en su centro no podía escapar a los deseos invasores de conquista y saquear sus riquezas.

Después de 500 años ningún ejército pudo doblegar el reino de Greenland. Su fama de invencible era conocida en todos los reinos cercanos y lejanos. El secreto de tan contundente éxito en batalla estaba en la unidad con la que se defendía y era la siguiente: uno de los vigías avistaba al enemigo desde una de las altísimas torres que rodeaba todo Greenland. Le informaba de la cantidad y dirección probable del enemigo al jinete que salía velozmente en uno de los caballos más rápidos del reino hacía el castillo más cercano. El mensaje se reproducía de la mano de más jinetes quienes se dirigían hacia los otros reinos de modo que en poco tiempo los 4 reinos estaban preparados física y mentalmente para la batalla. Una vez que llegaba el ejército invasor se encontraba con 2 serios problemas. El primero era que no tomaban por sorpresa a nadie sino que Greenland estaba preparado, muy bien armado y altamente entrenado.

El segundo problema consistía en que no se enfrentarían a un ejército sino a cuatro.
El primero en atacar era el ejército del norte con sus legendarios arqueros los cuales poseían tal puntería que se decía eran capaz de poner una flecha en el ojo de un soldado enemigo en movimiento a 200 metros de distancia.
Eran más de 2,000 arqueros disparando una flecha cada 3 segundos, de forma tal que después de un minuto se habían disparado más de 40,000 flechas con tal precisión que medio ejército invasor yacía en el suelo muerto o herido de gravedad. Los enemigos le llamaban “un minuto en el infierno”.
Inmediatamente y sin darles respiro entraba en escena el ejército del sur con sus catapultas y demás artefactos bélicos que rompían con el débil orden que aun mantenía el enemigo.
Luego entraba la veloz caballería del este junto con los valientes lanceros del oeste a dar el golpe final y exterminar hasta el último invasor. 500 incursiones enemigas en la historia de Greenland que resultaban en 500 épicas victorias.
Pero con el pasar de los años el rey del sur noto que se estaba cometiendo un error muy serio y convoco a los 4 reinos a una reunión de emergencia.
La noticia corrió por todo Greenland y en la mesa mientras se almorzaba no había nadie que no estuviera a la expectativa de la reunión entro los reyes.

Llegaron al palacio del sur uno a uno los reyes con sus consejeros, generales y escolta personal. Luego de un banquete se reunieron en el salón principal para deliberar.
El anfitrión tomo la palabra y dijo exaltado. -hemos cometido un grave error. Durante muchos años Greenland ha sido objeto de incursiones invasoras para intentar saquearnos y hemos salido victoriosos no tanto por nuestras armas o preparación militar si no por nuestra unidad.
Una unidad que se ha pasado de generación en generación de padres a hijos. Nuestros padres lo hicieron y henos aquí, más que amigos, hermanos.
Todos somos como uno solo pero nuestros hijos ya mayores no se conocen ni relacionan entre ellos porque no estamos transmitiendo esa unidad.
Enmendemos inmediatamente este error para que cuando nosotros no estemos, nuestros hijos sigan manteniendo unido Greenland como hasta ahora.
Muchas voces se confundían entre los reyes, sus consejeros y generales hasta que el consejero del rey del este aconsejo que todos los proyectos y demás edictos reales en curso se detuvieran hasta no haber terminado con este problema.

Todos estaban de acuerdo, sin embargo nadie ideaba como lograr que jóvenes príncipes mayores de edad se relacionaran hasta alcanzar una profunda amistad en poco tiempo.
El rey del norte se pone de pie y toma la palabra. –Hemos cometido este error de no relacionar nuestros hijos desde pequeños como manda la tradición. Nuestros hijos están mayores. ¿Y qué mejor para unir jóvenes príncipes que una fiesta?
Hagamos pues fiesta de una semana en cada uno de los cuatro reinos a la cual no solo los reyes, reinas, princesas y príncipes deben asistir sino también los generales, capitanes, consejeros, ciudadanos… todo Greenland. Para estar unidos como nunca antes.
Todos en el salón se pusieron de pie y se desbordaron en aplausos y elogios por aquella brillante idea del rey del norte.

A la semana siguiente comenzaba la semana de fiesta en el reino del sur. Toda clase de frutas, granos y bebidas llegaban desde el reino del este, toneladas de carne para asar llegaban desde el reino del oeste.
Los miles de comensales llegaban desde todos los rincones de Greenland y por supuesto los reyes y príncipes en sus carruajes y caballos adornados con oro, plata y las más finas telas.

Se encontraban todas las familias reales, todas las princesas exceptuando la bella princesa del reino del norte la cual se encontraba postrada en cama por una enfermedad no de muerte pero si de cuidado.
Llegado el último día de fiesta en el reino del sur todo era alegría, diversión y hermandad. Los príncipes herederos a sus respectivos tronos reían entre ellos. Los solteros cortejaban a las princesas aun no comprometidas.
La idea del rey del norte había dado mejores resultados de los esperado. Todos los reyes, príncipes y ciudadanos de Greenland se desbordaban en elogios y buenas palabras para con el artífice de tan brillante idea.

Al terminar la semana de fiesta en el reino del sur comenzaba la del reino del este y luego la del oeste. La unidad entre los príncipes era cada día más fuerte. Entre los príncipes y princesas se rumoreaba acerca de la ausencia de la princesa del reino del norte, cuya belleza se decía era tal que parecía que su rostro brillaba en la oscuridad.
Llego el primer día de fiesta en el reino del norte. Todos corrían de un lado a otro; los que arreglaban, los que preparaban el banquete, los encargados de las mesas.

Todos estaban multiplicando esfuerzos porque se esperaban más personas que en las fiestas anteriores después que el rey del norte anunciara que regalaría un anillo de oro con un pequeño diamante azul como recordatorio a cada uno de los asistentes de aquella histórica fiesta.
Sin embargo entre los príncipes, especialmente los que no estaban comprometidos, se preguntaban si finalmente la princesa del norte estaría dispuesta para presentarse en la última semana de fiesta.

Llegado el gran momento y sentados en la gran mesa real se encontraban los reyes con sus esposas e hijos. El protocolo se había de seguir como en los otros 3 reinos y el rey anfitrión presentaba a sus hijos.
Con voz solemne el rey del norte tomo la palabra y dijo. -Como sabéis mí amada esposa falleció hace ya 20 años y no me he vuelto a casar porque creo que el amor de mi vida yace en una tumba y es irreemplazable. Sin embargo el dolor de su partida se diluye un poco en el amor que me ha dejado en mis dos hijos; el príncipe heredero al trono del norte y mi amada hija la alegría de mis ojos.
Al decir esto todas las miradas se posaron ante el bello y delicado ser que aparecía tímidamente detrás de su hermano.

Piel blanca como la nieve, cabello negro como la noche, liso y largo hasta la cintura, con un vestido celeste como el mismo cielo. Las princesas se asombraban, los príncipes sonreían y la fiesta ya tenía su centro de atención.
Pasaron las horas, incluso los días y ninguno de los príncipes se animaba a intercambiar más que un cordial saludo con la princesa del norte, abrumados por su inteligencia o confundidos por tanta belleza.
Finalmente fue el príncipe heredero al reino del sur quien se presento ante ella con la intención de entablar amistad.

-Amistad y unidad es el propósito de estas fiestas -respondió con una sonrisa la dulce princesa
-Tienes un padre muy sabio expreso el príncipe
-Desde la muerte de nuestra madre se encerró en sus libros y su dedicación por ser un buen rey – respondió la princesa.
Y así fue pasando el tiempo y entre risas y miradas la conversación entre los príncipes fue pasando de amena a intima.
Había llegado el último día de fiesta y con el terminaban las reuniones, los banquetes y cada quien regresaría a su reino.

La princesa del norte se preguntaba si habría declaración de amor antes del final de aquella noche y en tanto que pensaba en esto sentada en la mesa real y buscando discretamente al príncipe del norte es sorprendida por dos manos que tapan sus ojos desde atrás. –tengo un regalo para ti -susurro el príncipe.

De una bella cajita saca un collar de preciosas piedras lapis lazulli que combinaba perfecto con su vestido blanco.
-Es una muestra de mi amor por ti, princesa del norte.
La princesa lloraba de felicidad. Bailaron y sonrieron toda la noche hasta la hora de despedida.

-Te enviaré cartas- dijo el príncipe.
-Las esperaré como las aves esperan el amanecer – respondió la gentil princesa.
A los pocos días cartas de amor, poemas y sueños iban y venían.
Pero el príncipe del sur era el heredero al trono y sus ocupaciones y demás oficios propios de los príncipes le fue menguando el tiempo que compartía con la princesa y el tiempo que pasaba con las doncellas de su reino fue aumentando. Las cartas comenzaron a menguar.

Hasta que un atardecer la dulce princesa del norte recibió la carta que confirmo sus sospechas. El príncipe del sur le explicaba que le enviaba esa última carta porque se comprometería con la hija del general del ejército del sur.
El llanto de la princesa estremeció la tranquilidad bajo la que se acostumbraba a estar en aquel palacio. El rey del norte acudió inmediatamente a la recamara de la princesa, su hermano el príncipe lo haría minutos después procedente de un viaje fuera del reino.
Se necesitaron de casi 3 horas y más de un brebaje para tranquilizar a la princesa que se negaba rotundamente a compartir la fuente de su dolor.
-Descansa mi niña, mañana hablaremos – le susurro el rey.
Caminando por los corredores del palacio, el rey le encomendó al príncipe descubrir quien se había atrevido a dañar a su pequeña.

-Soy un anciano y he visto este dolor muchas veces en las mujeres, este dolor es dolor de amor.
Tardo poco más de una hora el príncipe en averiguar quién había enviado esa saeta envenenada a su amada hermana. Era su amigo, el príncipe heredero al trono del reino del sur.

En las primeras horas del día siguiente el príncipe le tenía un informe detallado del porque lloraba la princesa.-Tómalo con prudencia, se trata del príncipe heredero al trono del reino del sur.
-No me importa de quien se trate, demando una explicación, sentencio molesto el rey.
Habían tocado su único punto débil, su más preciado tesoro desde la muerte de su esposa y hasta un sabio como el rey del norte puede tener sus momentos de locura.
Fueron hasta la alcoba de la princesa y un nuevo grito congelo los corazones de todos los habitantes del palacio. El rey gritaba de dolor al ver a su hija muerta… se había suicidado con veneno al quedarse sola… ¡Mi niña! ¡Mi niña! Gritaba desesperado una y otra vez el rey.
La noticia corrió tan rápido que en pocas horas lo sabía todo Greenland y los reinos vecinos.
El rey del sur mando a llamar a su hijo y al confirmarle los rumores le ordeno confinarse en su habitación, no sin antes explicarle el alto costo que podría resultar de su imprudencia.
El rey del norte después de enterrar a su hija convoco una reunión en su palacio.

-Estoy al tanto de los detalles y admito que mi hijo ha cometido un error. ¿Cuál es tu demanda?- pregunto el rey del sur.
-¿Un error? ¿Un error dices? Cuando hacemos perder dinero a alguien es un error, porque se puede pagar la deuda. Cuando perdemos un caballo es un error porque se puede reponer por otro. Pero ¿Cómo podemos reponer a mi niña? Mi única hija.
Sin embargo somos hermanos y no pediré vida por vida. Que tu hijo viva por muchos años más. Solo pido destituyas a tu hijo y tome su lugar su hermano que le sigue en la línea de sucesión.
Pareció muy grave esta petición tanto al rey del sur como a los demás reyes puesto que el príncipe heredero al reino del sur había sido educado y preparado por muchos años para subir al trono y su coronación como el nuevo rey del sur estaba muy cerca.
Pero ninguno de los reyes, ni consejeros, ni aun el mismo hijo del rey del norte pudo hacerlo entrar en razón.
Pasaron los días y mientras los reyes y sus consejeros meditaban en como poder llegar a un acuerdo satisfactorio para todos, una de las torres vigías en el reino del sur avistaba el ejército invasor más grande que haya intentado saquear Greenland.

Un millón de soldados, lo que suponía una superioridad de 10 a 1 a favor del ejército enemigo.
Como era costumbre los jinetes salieron en caballos veloces por todos los reinos informando el número del ejército invasor,su posición y el tiempo aproximado de llegada.Los soldados de cada reino se disponían al combate en su tiempo y forma.
Pero esta vez el rey del norte cegado por el dolor y luto que aun cubría su corazón ha visto una oportunidad de venganza contra el reino del sur y ha dado la orden de no salir a batalla. De nada sirvieron las suplicas de sus consejeros los cuales fueron encarcelados, ni su hijo pude hacerle entrar en razón.
Finalmente el enorme ejército invasor llega a la entrada del reino del sur, todos los ejércitos ordenados por reinos, escuadrones y armas estaban donde debían estar, todos excepto los arqueros del reino del norte.
Sin embargo los reyes no entran en pánico a pesar del desconcierto y es el reino del sur el que toma el lugar del reino del norte y ataca ferozmente con sus catapultas y demás artefactos sobre los miles y miles de soldados invasores.
Pero al darse cuenta que no están los arqueros del norte, el ejército invasor acomete con fuerza. El ejército del este y oeste los frenan con sus lanceros y caballería.

Pero oleadas tras oleadas de soldados enemigos venían una y otra vez como las olas del mar, lo que fue desgastando física y mentalmente la defensa de Greenland. Hasta que se oye un grito jamás oído en la historia del reino. ¡Retirada!
El reino del sur cayo ese mismo día, el del este al día siguiente. El reino del oeste resistía una y otra envestida mientras esperaba la respuesta de auxilio que había enviado al reino del norte.

Finalmente cayó el reino del oeste después de 4 días de férrea batalla. El ejército invasor había perdido poco más de medio ejército pero fortalecido física y moralmente por tan grande botín robado.
Luego de un día de descanso y casi una semana desde la primera batalla, los invasores habían llegado a las puertas del reino del norte.
Mil soldados se acercaban a la puerta para derribarla y mil flechas les hacían caer por tierra muertos.
Otros mil soldados fueron enviados y otras mil flechas hicieron exactamente lo mismo.
-Son los arqueros maestros del reino del norte, ellos necesitan una sola flecha para apagar la luz de tu vida y nunca fallan –dijo un general

El rey invasor detuvo el ataque y se reunió en su tienda con sus consejeros y generales.
-tienen los mejores arqueros del mundo y suficiente comida para resistir por días, quizás por semanas – dijo abrumado el rey.
Un consejero tomo la palabra e ideó hacer grandes paredes de madera que servirían como muros de protección que les protegerían de las feroces flechas y les pondrían ruedas para hacer el ataque lo más rápido posible.
A todos les pareció bien la idea y comenzaron a talar cuantos árboles podían. Probaron con 10, luego con 20 y a pesar de la mítica puntería de los arqueros que alcanzaban así fuera un pie, una mano e incluso un dedo desprotegido; no pudieron detener la incursión de miles y miles de soldados enemigos.
Los valientes arqueros no dejaron de tirar flechas tras flechas pero una vez adentro del castillo era cuestión de tiempo para que el ejército enemigo destruyera el último reino en pie.
Desde su trono en lo más alto del reino del norte, el rey con la mirada perdida entre el fuego, el humo y los gritos de muerte que recorren todo su reino se da cuenta de su grave error. Y entiende que no tiene las catapultas del reino del sur, ni la veloz caballería del reino del este, ni los valientes lanceros del reino del oeste. El reino del norte cayó al amanecer y con el todo Greenland.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS