Algunas personas piensan que la depresión es sentir tristeza y ya. Que se debe a un amor no correspondido o una amistad que te fallo, pero tampoco.

Depresión es sentir constantemente el rechazo autodidacta que bombea constantemente un corazón que ya no siente.

Depresión es esa enfermedad que te carcome la cabeza pensando seriamente cada segundo que pasa, que cualquier sentimiento nunca será correspondido, que nadie te quiere o mejor dicho que nadie puede llegar a hacerlo.

Depresión es una lagrima en mitad de una fiesta, es un abrazo de oso con un rollo de alambre de pugas.

Depresión es pensar que nadie te quiere escuchar llorar y empezar a hacer chistes para que no sientan tu sentir.

Sentirse miserable, pensar que no vales la pena, ni siquiera el intento.

Depresión es esa enfermedad que martilla en la cien y que no deja que nadie se acerque porque solo pensas que servís para hacer daño, es esa mierda en la que diariamente me revuelco pensando que no hay otra salida.

Es llorar después de reír, es reír queriendo llorar.

Es eso que te tranca el pecho y no te deja respirar o al menos sentir que lo haces.

Es eso que siempre rogas que se vaya y cuando se va lo extrañas.

Es ese instante en tu cabeza de donde sale un grito desenfrenado que solo clama ser escuchado, pidiendo libertad.

Es esa mierda que te consume, que no te deja estar solo y te hace sentir patético en algún oscuro rincón.

Es ese beso que no pude darte, ese te quiero que tengo atravesado en la garganta, es el perderte sin ganarte, es el morir en tu recuerdo.

Es ese amigo que se fue sin avisar y que a lo mejor ya no vuelve, es esa mujer que ya no me duele pero me dejo el miedo al abandono, son todas esas veces que me dijeron te amo sin sentirlo, es el hombre que más admiro y que ya no está y diariamente me siento defraudarlo de a momentos.

Depresión es mi mejor amiga pidiéndome una noche de Netflix con porros y helado.

Depresión soy yo y no quiero contagiarte.

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