Goran era un broker de seguros de una compañía internacional. Desde mi ventana lo veía pasar siempre de traje, caminaba unos pasos hasta su cochera, enfrente de su duplex.

Era soltero, y para mi siempre era un misterio que haría con tanto espacio.

Parecía un tipo amigable aunque un poco seco. Era muy rutinario, siempre salia y entraba a la misma hora…Muchos se estarán preguntando si no tenía yo otra cosa que hacer que mirar por la ventana…Y en realidad no. No tenía trabajo fijo y soñaba con ser escritor, pero escribía por la noche, y antes de acostarme, me gustaba ver salir a Goran…No se, me daba una extraña sensación de paz, de estabilidad…Luego tomaba un antiácido y me acostaba, dormía o bien me quedaba con los ojos abiertos, cuando la habitación se movía mucho. Cuando el barco se estabilizaba me dormía.

Una tarde de invierno, vi llegar a Goran un tanto agitado, y cuando lo saludé me dijo que había perdido las llaves de su casa y también el movil, y que necesitaba urgente una llamada al cerrajero…Yo había tenido el mismo problema meses atrás, pero cuando llamé al servicio de apertura, me pasaron un precio enorme, por lo que resolví el problema dándole una patada.

Cuestón que bajé a abrirle a Goran. Cuando entró al departamento me dijo:

— ¿ Como podes vivir asi ?

No le contesté, y él tampoco insistió. Le di el TE, llamó al cerrajero, me agradeció y me invitó a que lo visitara el sábado.

Ese sábado fui. Lo primero que me impresiono fue el espacio, los muebles estaban alejados unos de otros, y comprendí porque le había impresionado tanto el lugar donde yo vivía. Los pocos muebles que tenía parecía que se te venían encima, todo daba una sensación de encierro, tal vez por eso me gustaba tanto mirar por la ventana, dándole la espalda a todo eso.

Goran fue amable, y para mi sorpresa no era abstemio. Me hizo pasar a algo asi como una oficina, separó algunos papeles de trabajo, sacó dos vasos de un cajón de su escritorio de roble, hielo de un pequeño frigobar, y una botella de wisqui de malta de 12 años.

Lo primero que llamó mi atención cuando alcé la vista fue un tablero de ajedrez clavado con un grueso tornillo en su centro que lo fijaba a la pared.

–Eso que estas mirando es mi pasión–dijo Goran

–¿ Pero por que tenes el tablero clavado en la pared ?

–Simple. Lo dejé.

Abrió un pequeño armario donde tenía algunos trofeos.

–Estos son algunos premios de campeonatos regionales, pensé que podría llegar rapidamente a las grandes ligas, pero no fue así…Y no pude monetizar mis logros, tuve muchos problemas económicos, hasta que un amigo me ofreció un trabajo en esta compañía…Me ayudó mucho…Y ahora te ofrezco ayudarte a vos.

Miré el tablero crucificado en la pared, como ícono de la muerte de sus sueños…Pero yo tenía hambre, y el wisqui barato me estaba matando, por lo que me produjo una contradicción muy grande su ofrecimiento.

Volví mi casa con una botella de escoses, le saqué el celofan, y ahí nomás le di un buen lingotazo directamente del pico…Paso por la garganta como agua, y quemó adentro…Que hermosa sensación.

Al sábado siguiente, Goran me volvió a invitar, se lo veía bastante solo, en verdad yo también lo estaba, pero entendía que en su situación, Goran, debía tener una vida social distinta, y si bién tenía esa posibilidad su fobia social no se lo permitía, por lo que yo era una compañia, un ancla a la realidad fuera de su trabajo…Pero también era quien no había renunciado a su sueño, vivía muy austeramente, en un pequeño departamento, lo cual a Goran le parecía muy excitante, pero que en realidad no lo era, yo estaba cansado de despertarme, ponerme los zapatos y decirme «Ahora Que»

Goran me llevó a un gran vestidor con un carrusel eléctrico, por el que giraban no menos de treinta trajes. Había tres enfundados, en las fundas decía Armani.

–Elige un par–Dijo Goran

–Cuando me decida por tu ofrecimiento me los llevaré.

–Serás muy buen productor, sos culto, y con un buen traje serás otro.

Llegué a mi casa un tanto atormentado, no sabía que hacer, esa rutina me parecía insoportable, yo colaboraba con publicaciones, en las que ganaba poco, pero me bastaba ir a entregar mi material una vez por mes, antes del cierre, los demás dias los podía vivir a mi aire, con una vida a la que muchos consideraban descarrilada.


Ese lunes no vi salir a Goran, tampoco en toda la semana. El sábado lo llamé por TE, pero no contestó. Le dejé un mensaje que no devolvió.

El lunes lo llamé a la empresa, y me dijeron que había renunciado.

Nunca mas atendió el TE ni respodió los mensajes, por lo que pensé que se había mudado y simplemente me había dado el cepillazo.


A los dos meses sonó el TE, era Goran que me invitaba a su casa. No se había mudado. Fui, y lo primero que sorprendió fue el espacio, solo que esta vez no había casi muebles. El carrusel de trajes había desaparecido, los sillones también, Goran estaba con un traje arrugado, necesitaba un afeitado. Su reloj y su anillo no estaban.

–¿ Pero que pasó ? –Preguté

–No se si sabrás que el ajedrez tiene mucho de probabilistica

–No, no lo sabía..¿.Pero que pasó ?

–Empecé a jugar a la ruleta por la web. Perdí todo…Vendí todo…

–Pero porque no fuiste a un casino a jugar.

–Tengo fobia social.

–Yo quise ayudarte–Dijo Goran

–Ahora necesito que me ayudes…Tengo que tener un traje y tres camisas para volver al negocio de los seguros.

–Veré que puedo hacer–dije–.Sabes que no cuento con dinero.

Fui a un remate del EJERCITO DE SALVACION, y compré un traje barato y tres camisas. Fui hasta su casa y se las di.

–Esto no me sirve–Dijo Goran

–Como te parece que con esta ropa de mierda puedo cerrar un contrato de seguros.

–Es todo lo que puedo hacer por vos–Dije un poco ofendido.

Seguí con mi costumbre de estar asomado a la ventana, pero nunca mas vi salir a Goran, hasta diez dias desde la última vez que nos vimos.

Llovía. Lo vi salir con un piloto, no me saludó y se dirigió rápido a la parada del colectivo.

Al otro día, lo vi salir con un traje nuevo, caro, brillaba como el sol…


Ese Sábado pasó por mi casa un amigo que trabajaba en un periódico, y me dejó un ejemplar del día.

En las policiales había salido una pequeña noticia de una sastrería inglesa donde un empleado de limpieza había encontrado en el hueco del tuvo florecente del probador, treinta centímetros de pantalón, un metro y medio de tiradores, y un par de hombreras.

La sastrería declaraba que un hombre había entrado a comprar un traje, que había caminado hasta el gran espejo central de la tienda, con la excusa de verlo bien, y cuando entró nuevamente al probador, salió gritando que le habían robado su traje y los cheques que tenía en el bolsillo, por lo que la tienda le dió el traje que se había probado y un dinero en compensación por el robo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS