Las manos

Las manos

KCH

11/02/2020

No puedo recordar la última vez que tuve control sobre mi cuerpo…de un tiempo para acá me he sentido tan agobiada por mi propia incapacidad de controlar mis conductas, no puedo culpar a mis manos por hacerme daño, no puedo culpar a mis dedos por engarrotarse de tal forma que acaba rompiendo mis tejidos… no sé a quien culpar , probablemente a mi misma por constantemente autoevaluar cada pequeña cosa, cada detalle e incluso hasta cada pesamiento.

Mi rostro es la única victima de mis conflictos emocionales, cuando alguien me pregunta la razón de mis cicatrices no tengo más alternativa que responder con una mentirita…tan chiquita como mi paz intentando vencer al Goliath de mi ansiedad, ya estoy hasta los huesos de luchar y através de estos años he sentido que no tiene caso esta batalla porque al final siempre acabo entregandome a mis impulsos más primitivos, inexplicables desearía que fuesen intangibles, pero es lo más tangible que tengo…es lo más real que he sentido, ahora mismo siento miedo de imaginar mi vida en el futuro inmediato, miedo de jamás poder quitar esta coraza que »protege» a mi corazón de un amor al cual no pueda ocultarle mi verdad, no quiero que ese utópico e idilico amor me abandone por que en mi interior yace mi antigua yo, clamando libertad , siendo silenciada por mis cabellos y la oscuridad temerosa del rechazo.

Y …¿a quién me entrego ahora?, si yo misma me conozco y aun así me avergueza mi propio actuar, me he visto obligada a atar mis manos para no permitirles herirme una sola vez más, pero soy tan benevola que las cuerdas se transforman en arena casi como un acto inconsciente de libertinaje, no tienen control, estoy segura de que no soy yo quien las maneja, esas ordenes no las he dado yo; cuando he intentado acudir al tibio abrazo de un extraño que escuche mi pena y me aconseje …me he sentido tan vacia y tan incomprendida , hasta Dios sabe que lo intento pero al final del día solo estoy yo, conmigo y yo misma en una camita ruidosa al lado de la ventana mirando al techo o el cielo amarillento de la noche …conversando con el infinito…siendo paria de mi propio cuerpo, habitante de otra.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS