Exagero, seguro que exagero. Pero estos días tan escasos se me asemejan a una sequía. Y me siento árido, en erosión. Porque no tengo la lluvia de tus ojos humedeciéndome el día. Tus ojos, lo único de ti que puedo tener aunque tampoco pueda ver. Pienso en tus ojos bonitos que todo lo iluminan y sin embargo ahorita siento que no puedo ver la punta de mi nariz en medio de la oscuridad.

Hablábamos del yo consciente, y te confieso que es peor que un batallón de locas, porque me refuta sentimientos con argumentos, me resalta las barreras con marcador fosforescente, me hace saber que esto, así, es lo correcto. Que tu estás bien y estás tranquila. Y ¿Cómo podría querer yo que no estés bien y tranquila?

Solo quería dejarte estas líneas, decirte que anoche mi actitud no era para ti, era un poco conmigo mismo. Pensando absurdamente de mas en lo que no puedo modificar. Un poco solo, un poco aturdido, un poco celoso y un poquito estúpido también.

Cosas lindas, tengo millones para decirte, todos los días. Podría decirte por ejemplo que me estoy comiendo tus recuerdos poquito a poco durante este fin de semana, que las tardes de conversa se siguen dando en mi cabeza, y que la imagen de tu sonrisa pícara y el sonido que guardo de tu voz bonita son la bombonita de oxígeno para estos días de racionamiento.

Esta tarde serás la más hermosa del lugar, porque no existe entre toda la vida existente en el universo, una mujer más bonita que tú.

Ten un lindo fin de semana. Espero que mi nombre pase por tu cabeza, aunque sea en un vuelo efímero y rasante que se salpique de ti. Y que regrese al final del día hasta mi cama, para decirme que de alguna manera inexplicable, estarás conmigo esta noche.

Ahora si, me desconecto.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS