«LA HORA QUE NUNCA PASA»

Sea en el reloj que sea, en mi casa, cuando dan las cinco de la tarde, empieza «la hora que nunca pasa».
Sesenta largos minutos que se suceden con tal lentitud, que parecen no llegar nunca a su fin.

Todo lo que hago en ese momento del día se termina más rápido.
¡Hasta cuando corto el pasto o lavo el auto! Tareas que me llevan un mínimo de dos horas se resuelven en ese tiempo eterno.

Es el rato en que usualmente termino de lavar los platos y espero que empiece la comedia de la tarde en la televisión.

El tiempo en que me tomo un descanso y duermo siesta para reponerme.

La hora que mi boca pide «algo dulce» con desesperación: un trozo de dulce de membrillo, una manzana, un flan, un bombón o una tableta de chocolate bien amargo.

En esos minutos aprovecho a bañarme, porque aunque demore lo mismo, me sobra el tiempo y cuando están por dar las seis, ya pude hasta hacerme el brushing, lucir muy bonita, sentirme bien y reponerme del cansancio acumulado.

Me levanto muy temprano, antes de las siete de la mañana, para hacer, una tras otra, mis tareas diarias habituales. Y algunos días, algunas muy pesadas… impropias de una mujer de más de sesenta años.

La «hora que nunca pasa» en el jardín, sentada en la hamaca y entre coloridas y perfumadas flores, es muy especial.

Puedo escuchar más música que en otros momentos del día, porque esos minutos transcurren más despacio.
Pero siempre, esté donde esté y haga lo que haga, entre las cinco y las seis de la tarde, un picaflor viene a visitarme y con su aleteo de helicóptero, me recuerda que no estoy sola… que alguien, en algún lugar, piensa en mí y me sigue queriendo mucho.

Todas estas cosas pasan en mi casa y sólo en «la hora que nunca pasa». Aunque, recién me doy cuenta que, cuando llega en mi reloj pulsera, los minutos son más lentos todavía.

Ese reloj lo llevo en mi muñeca izquierda hace mucho, desde que alguien especial me lo regaló.

Alguien que se fue un 3 de agosto de 2015, unos minutos antes de las cinco de la tarde.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS