Sí, el amanecer es bonito. No seré yo quien cuestione sus idas y venidas, ni sus colores, pero he de cuestionarme a mí, si me tengo que mantener en vela para verlo volver a nacer, un día cualquiera o un día tras otro… Sospecho que no merezco ningún tipo de alabanza, por mí no hazaña, supongo bien, si pensara que la mayoría de gente resoplaría una y otra vez de manera aburrida para así someterme a la fuerza del aire, para mezclarme con el. La única verdad es que, es el único que no muere de vejez, el sol sube y baja se va y vuelve, con su luz cegadora. Es un empresario perpetuo, que invierte en sus seres vivos, para tener que cuidar de alguien. Además, es clavado a la farola de la calle, que me deslumbra por la noche, desde la cama.

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