El café de Artesano

«En mi opinión, no se pueden crear personajes sino después de haber estudiado mucho a los hombres, del mismo modo que no se puede hablar una lengua sino se la ha aprendido seriamente. Como todavía no he llegado a la edad de inventar, me limito a relatar»
Alejandro Dumas

– La visita de mi tía en la casa parecía interminable. Estábamos todos sentados en la sala y empezó a contar por milésima vez aquella historia de cuando estaba joven y supuestamente el mundo giraba en torno a ella. En ese momento decidí excusarme para salir. Metí en mi cartera un libro nuevo que había comprado hace poco y caminé hasta Artesano para tomarme un café.

– Bueno, al menos saliste y te despejaste. La verdad me habría encantado ir a tomar café contigo…

– A pesar que pasé unas cuantas horas fuera, cuando regresé la encontré sentada en el mismo lugar, hablando tonterías como si no pasara el tiempo. Increíble. Pero bueno, después de una buena dosis de poesía y café, creo que me he recargado lo suficiente como para soportarla.

– Según tú, ese local es muy bueno.

– Lo es, y bastante que te he insistido para que vayamos juntos. Lo malo es que es muy pequeño y debes compartir la mesa. Ese concepto es un poco cruel para aquellos que buscamos un sitio para leer.

– ¿Había demasiada gente?

– Sí. Me tocó sentarme con dos muchachas jóvenes con acento pueblerino, quienes sostuvieron una típica conversación de ascensor todo el rato. No pude concentrarme demasiado.

– Entonces no creo que hayas podido disfrutar de la lectura. Si ya sabes que el sitio es así, has debido escoger otro lugar para tus abstracciones poéticas.

– Dices eso porque aún no has probado «ese» café. Bien sabes que soy una persona que toma azúcar con café y no al revés como la gente normal. El de ese sitio es tan bueno…¡que no le pongo azúcar! No hace falta agregarle nada. Pero bueno, ya sabes como es… si el lugar es grande, el café es malo y/o demasiado costoso, y si el café es bueno y accesible, el espacio es pequeño. Nada en esta vida es completo.

– Qué filosófica.

– Eso de que «en la vida nada es completo» aplica para todo. Ahí estás tú.

– ¿Yo?

– Sí, tú.

– ¿A ver?

– Tu eres perfecto para mí. En ti encontré después de mucho tiempo a alguien que me entiende. Podría pasar horas conversando contigo. Tú y yo tenemos la misma edad, gustos parecidos y ninguno de los dos está casado ni tiene hijos, ni compromisos. No es casualidad que nos veamos y hablemos todos los días. A decir verdad, me siento en los lugares a leer poesía para pensar en ti. Si las cosas fueran distintas, yo sería la personificación de «táctica y estrategia» de Mario Benedetti. Lástima que nuestra situación lejos de parecer soneto, encarna más bien una elegía.

– Yo siento lo mismo por ti y lo sabes. No me he preocupado en disimularlo, pero..

– Pero no podemos estar juntos porque en muy poco tiempo te vas del país y ambos sabemos que es absurdo empeñarse en iniciar una relación en este momento. Tú eres mi café de Artesano.

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