El manantial de mi tierra

El manantial de mi tierra

Gabgaara

17/12/2019

Entre mis escritos hay un quisqueyano ahogado en un manantial, sus cabellos flotan entre lo luminoso de su caudal y transparente de sus aguas dulces por los pequeños destellos que pasan entre los arboles de roble marrón y sus hojas verdes de primavera pasan esas pequeñas partículas de luz solar que descubre un maravilloso paraíso tropical, sus funciones vitales presentes como el pequeño y débil latido de su corazón entre cada palpitar de cada gota de agua que sale de las profundidades de la tierra, pero lo más hermoso es que su mente y su espíritu viajan juntos por un lugar que es inefable, sublime y etéreo, con luces blancas y luciérnagas que vuelan en un universo negro lleno hasta el cosmos de fantasías, el lugar de la calma y mientras viaja por ese espacio de almas nobles y amor notorio, un frío helado que llega hasta lo más profundo de su ser lo embarga y cuando está al final del Éxtasis de la vida, muere y vuelve a vivir y llega a la nada, donde escucha una voz tronante como de mil mares que le pregunta: que has hecho? Tímido y manso el indio de las Américas dice: yo Guarocuya amé más que nada en el mundo; mi tierra, mi gente y defendí la justicia y por eso estoy aquí!, entre nubes, luces y espacio de colores miraba hombres y mujeres con plumas en la cabeza y mientras miraba el hermoso lugar y vio la inmensidad del lugar y como se parecía de donde venía y de repente escucho: -Sabes quién soy?, -Sí, por supuesto; el patrón! dijo con voz temblorosa y neutra. -La voz dijo Todavía tienes algo que hacer “Enriquillo”.

Y después mientras terminaba la voz de hablar, las estrellas surcaron los cielos y caían millones de almas iguales a él, el viento sopló fuertemente, el tiempo se quebró por siempre y voló una cigua palmera y se posó en la espalda del quisqueyano, quién se levantó a la orilla del manantial: tocio agua de sus pulmones y comenzaba a respirar increíbles cantidades de oxígeno, se levantó este hombre con camisa blanca con espejuelos incrustados y plumas, pantalones vaqueros marrones, tenía la cara severa, de baja estatura, de complexión física robusta, picado de viruelas, piel canela y ojos marrones y pelo lacio.

rompió la flecha del lomo del conejo y lo tomó por las orejas a la orilla del manantial, mientras mira desolado en lo oscuro del lugar dice: Gracias Yocahú y agua de jaragua, dijo: muerte a ti serpiente venenosa que muerdes y vienes y te haces dueña de los manantiales ajenos e inyectas tu veneno ya que nadas y te vas y nose adonde realmente estás.

Subió a la sierra de bahoruco entre lo más alto de las montañas y se quitó la camisa! Y Gritó!: Este conejo Blanco es mi testigo y mi provisión! Yo Guarocuya! Seré el Cacique de Bahoruco! Y de la tierra donde vivo!

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