Era viernes, cerca de las 17:40 hrs. La gente se está congregando en la autodenominada por el pueblo «Plaza Dignidad» ex plaza Italia o Baquedano.

Estamos miles reunidos, pero no se compara con los primeros días. La gente está cansada. Todos estamos agotados, a veces queremos decir basta, ya no voy más, no vamos a ganar…

Los primera fila ya están instalados, son guerreros valientes, que no temen perder. ¿Qué será eso que los motiva a dar la vida? Cuando los veo tan decididos, tan honorables, tan humanos, vuelven mis ganas de luchar, de no rendirme nunca más y luchar por lo que me parece justo.

Nos protegen de carabineros, que actúan de la forma más violenta posible, los Derechos Humanos no existen cuando llegan los pacos, ya no los puedes ni mirar. Invocan al odio mismo del ser.

Jamás había odiado a algo o alguien, pero cuando dicen carabineros se me retuerce el estómago. Y no sólo me ocurre a mí. Es una institución vergonzosa. Corruptos, perros del Estado.

A lo lejos puedo ver a un par de chicos bebiendo cerveza sentados en el parque, no gritan, no tienen banderas, sólo beben. ¿Eso me representa en la lucha social? No, no lo hace.

Al otro lado, en Alameda está la gente lanzando piedras a los pacos. Tienen rabia, tenemos ira. Miro fijamente hacia dónde me voy, mi cabeza dice «no vayas, tienes dos hijas, debes cuidarte» pero la causa es por ellas, la lucha es por mí, por nuestro futuro. ¿Y si sólo me uno a gritar y hacer sentir mi apoyo? Quizás podría funcionar.

Me da miedo el agua del «guanaco» está quemando la piel de los protestantes. Me da miedo recibir una bomba lacrimógena en la cabeza, con mi enfermedad podría morir inmediatamente… pienso en mis hijas, ¿vale la pena quedarse?

Son tantos riesgos que uno corre para darse a escuchar, para exigir dignidad de vida. Dios, abre los ojos al Presidente por favor.

Pero el Presidente de Chile no quiere oír al pueblo. Yo pienso que la primera solución es subir el sueldo mínimo a 550.000, que por cierto ya lo rechazaron. La cámara de Diputados no representa al pueblo, eso es muy cierto. No quiere que les toquen sus privilegios, pero ellos para subirse el sueldo aprueban la ley en menos de una semana. Es tan injusto este país corrupto, corruptos todos!

Debemos seguir insistiendo. El pueblo unido jamás será vencido… Creo que es primera vez que vivo esa palabra en el total de su significado. Es sentirse parte de algo.

De algo más grande que tú mismo…

Finalmente decido caminar hacia las personas más pacíficas, me quedo ahí de pie, gritando y saltando cuando sea necesario, atenta cuando deba correr y procurando alejarme de carabineros.

“El que no salta es paco”, “el que no salta es paco” me dedico a saltar, quiero que Carabineros vea cómo los rechazamos a nivel país y disfrutamos de hacerlo unidos en una sola voz. “el que no salta es paco”, “el que no salta es paco”

Es gratificante gritar lo que sientes, te hace grande y poderoso. Somos los dueños de las calles. Nos sentimos indestructibles…

Por ahí llegaron detractores, no les gusta la manifestación. Se nos mezclan los verdaderos delincuentes, los que tienen antecedentes, lo que viven su vida saqueando y asaltando a la gente al llegar a sus casas, se disfrazan de personas decentes que luchan por justicia social. El Gobierno nos cree tontos, dicen que nosotros mismos les digamos “oye, no robes eso no se hace” pero son delincuentes, choros, han estado en la cárcel muchos de ellos, siquiera Carabineros con todos sus recursos y protección puede evitarlo, ¿qué hago yo con una cuchara de palo y un sartén? Entonces caigo en la conclusión que sólo quiere que nos matemos entre nosotros. No Sebastián Piñera, no caeremos en tu juego. Esto no es selección natural que sobreviva el más fuerte.

Pero si el Gobierno hubiese hecho algo por los más vulnerables, quizás, y sólo quizás, ellos tendrían otra educación, otros valores, otra cultura ¿Quién podría saberlo? A aquellos que hoy tratan de lumpen, en otra realidad, hoy podrían ser grandes aportes al país, al fin y al cabo todos tenemos tanto que decir.

Me cansé de caminar, ya se hizo de noche. Debo volver a mi hogar. Diablos, cerraron el metro y no pasan micros. ¿Qué hago?

-Decido caminar-

Retomo mi rumbo a casa, hay personas caminando, me acompaño silenciosamente de ellas, tengo miedo, estoy sola.

Llegué a una calle sin salida, había dos personas golpeando a un joven de unos 20 años, era alto y flaco, sólo miré y me corrí. Me sentí cobarde, no fui capaz de pedir ayuda. Quizás lo mataron a golpes.

Sigo caminando, y veo a dos hombres besándose apasionadamente. Se ven tiernos. Yo me sentía sola.

Seguí caminando, llegué a la calle del transporte público, esperé. Saqué mi celular y busqué en cuánto más pasará el próximo micro. Dice 15 minutos. Decido esperar…

Pasaron 20 minutos y la micro se alejaba, cuando me di cuenta la micro tomaba otra ruta. Me sentí tonta.

Seguí caminando…

Cuando camino observo a la gente, somos tan diferentes: Somos gordos, flacos, feos, lindos, rojos, blancos, rosados, morenos, negros, verdes, de todos los olores y sabores.

Amo la diversidad, nos hace tan únicos e irremplazables.

Siempre saco ideas para dibujar a base lo que veo. La ciudad está fea, está cada vez más gris. ¿Ese es el color de Chile ahora?

Como sea, mientras el Gobierno no escuche las demandas sociales no vamos a parar de marchar. No hay revoluciones pacíficas, lo intentamos muchas veces pero no nos quisieron escuchar, no sabía de lo que somos capaces. Le explotó la bomba en la cara al Gobierno de turno en Chile.

Finalmente tomé la micro, llegué a mi casa casada, agotada, con la sensación de que no hemos logrado nada. Sólo destruir al país, quemarlo, robarle a los emprendedores, eso no se debe hacer, eso jamás lo he hecho, los delincuentes actúan impunes, hacen lo que gustan. Los carabineros brillan por su ausencia.

Pero el Gobierno no quiere escuchar. Son las consecuencias de hacerse el ciego y el sordo. Maldito Piñera te olvidaste de la clase media. La lucha continuará. Mi dolor está en que sólo levantas “beneficios” para los más pobres y los demás chilenos nos quedamos en la vereda de la miseria, observando como sólo algunos reciben privilegios mientras que otros sólo seguimos perdiendo nuestra injusta vida en este país que pintaste al mundo como un Oasis, ¿Oasis? Es la burla más grande que podrías decir, porque para variar es una mentira.

Finalmente, un beso a mis hijas y me acuesto a dormir, mañana es otro día para marchar… otro día para luchar por mi vida digna.

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