Aunaisín (La isla de los Ona)
Danzando con el fuego en las venas,
Bebiendo la libertad pura de sus tierras,
Blancos castillos que guardaron sus sueños,
Del frío y el viento por siempre dueños.
La dulce cruz del sur, que guió sus noches,
Aun llora su partida y no olvida tus cantos.
Abrasasteis con gusto la vida fuera del tiempo
Tan solo arropados del incansable viento.
Con la piel más dura que las montañas,
Te erguiste solemne con blancas pinturas,
Cruzando vuestra casa, allá por el fin del mundo
Llevando a tu gente, en el verdadero rumbo.
Brillo con fiereza la luna en un necio intento,
De salvar a sus hijas, del olvido y el tiempo,
El sol clamo por justicia, y arrojo sus lágrimas,
Mas sus hijos ahora no son más que estrellas.
Cristian Nancucheo Cisternas
Diciembre 2019
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