Abel tenía sesenta años. Cuando era adolecente había visto 2001 ODISEA EN EL ESPACIO, le produjo una gran impresión ver como el cosmonauta jugaba al ajedrez con una computadora, la cual le hablaba…

Hoy, tenía una compu (Es tan familiar que podemos llamarla asi ), en ella hay todo tipo de juegos, a los que se puede conectar para jugar con personas de todo el mundo. Lo que cuando era chico le parecía tan facinante hoy apenas lo entretiene. Es nada mas que gente sola alrededor del mundo, y Él es uno de ellos.

Solia preguntar distitas cosas en los buscadores, y era como dialogar, o mejor dicho, era dialogar.

En una de esas búsquedas, apareció un aviso emergente: FILTROS PARA EL AMOR. Abrió la página, leyó los distitos tipos de filtros, envió un mail, y recibió mas detalles y una dirección para chatear.

Había dos grandes grupos: Los LIMPIACORAZONES y los ENAMORADORES. Cuando consultó los precios se sorprendió al saber que los primeros estaban en el orden de los 2000 dolares para arriba, mientras que los segundos costaban solo un dolar, y algunos era gratuitos. Pidió un ENAMORADOR, y lo recibió a vuelta de correo.

Había asistido hace un tiempo a una reunión de ex compañeros de secundaria, donde vió a la chica, ahora ya jubilada, que siempre le gustó. Intercambiaron teléfonos, pero al llamarla la sintió fría, distante, y entendió que no sería posible relacionarse de la manera que el quería.

Es por eso que la citó en un bar con la excusa de darle un regalo por su cumpleaños…Que si, que no, al final accedió. Se llamaba Isabel, pero le decían lindas piernas, las que hoy estaban flacas y algo varicosas, pero Abel la encontraba hermosa.

Ya en el bar, eligió una mesa cerca a la ventana, y cuando ella llegó se saludaron con un pequeño beso. Pidieron. Ella un jugo de naranja y Ël un café en jarrito. Hablaron un poco, le dió el libro de regalo. Isabel se levantó para ir al baño, y fue ahí que Abel le puso el ENAMORADOR en el jugo.

Ella volvió, y terminó el vaso para irse lo mas rápido posible alegando otro compromiso, Abel, para ganar algo de tiempo le dijo que leyera el prólogo, ella, fastidiada lo hizo, y al terminar lo miró, dejó el libro sobre la mesa, le tomó la mano y lo besó suavemente en los labios…

Al mes de salir se casaron. Abel estaba feliz, el filtro había resultado de maravilla, y ella vivía para Ël.

Fueron de luna de miel a Mar del Plata.

Abel tenía la rutina de correr, y lo primero que llamó su atención fue que luego del desayuno le dijo que se ausentaría una hora para correr junto al océano. Ella alquiló una bicicleta y lo acompañó durante el recorrido.

Volvieron a buenos aires, Abel retomó su trabajo en una empresa de servicios. No había terminado de saludar a sus compañeros cuando la recepcionesta le dijo que tenía un llamado de su esposa. Se sobresaltó pensando que algo había pasado, pero no, era ella para decirle que lo amaba.

Los llamados se repetían no menos de tres veces por día, despertando burlas de los compañeros e interrumpiendo su trabajo, que estaba afectado a la atención del público.

La cosa se puso insoportable, ella no se separaba ni un minuto, y es por eso que escribió otro mail, pidiendo un LIMPIACORAZON que costaba varios miles de dolares, ya que tenía que revertir la acción del otro filtro.

Le llegó por correo a su trabajo, pidió salir mas temprano, paso por una licorería y compró un BARON B y dos copas, llegó a su casa, besó a su mujer y le propuso un brindis. Ella, por supuesto aceptó, y bebió el LIMPIACORAZON, al tiempo que le entregaba una cajita con un moño, que al abrirla encontró un test de embarazo positivo. Esa noche, Isabel, quiso dormir en el cuarto de invitados alegando que no se sentía del todo bien. A la mañana siguiente le pidió el divorcio.

Hoy Abel va a buscar a su hijo de un año, se llama Julio, y es el sábado par en que le toca tenerlo, de acuerdo al acuerdo de visitas consensuado con su ex y aprobado por el juez, junto con la cuota alimentaria,

Al caer el sol, llevó a su hijo al hogar materno. Volvió a su casa, encendió su computadora y le preguntó que hacer de su vida, mientras algunos teléfonos sonaban en departamentos vacíos.

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