Condenados.

Condenados.

Miguel R.

01/12/2019

Tienes que ser tú,

quién debe dar el paso,
quién debe ser valiente,
quién no tema al fracaso.

Porque yo, amor,
por mucho que me duela
tu presencia tan lejana,
me temo que nunca oirás
de mi boca un
‘no te vayas’.

No es que sea orgulloso,
es que me he acostumbrado
a esconder dentro de mí
mis sentimientos más profundos.

Como quién guarda un cadáver,
como quién cobra por horas,
mi silencio es mi tesoro,
aunque por él sea que muera.

Quizás sea más Narciso
de lo que quiero admitir,
quizás esa sea
mi condena,
pero creo
que aún hay forma.

De escaparme del reflejo,
de salir por fin del pozo,
y es que arriba me prometas
que me esperarán tus ojos.

Podría vencer a la muerte,
podría ayudarte a vencerla,
si tan solo me lo pidieras,
si tu voz se me hace fuerte.

Pero me temo que,
o no quieres
o tampoco puedes,
si es lo primero suelta mi mano,
pero en lo segundo,
estamos condenados.

A morir sin vivirnos,
a besar sin tocarnos,
a convertirnos
en un amor que no será olvidado.

Porque solo se olvida
lo que existió,
y para el resto somos aire,
para nosotros algo que no murió.

Porque para morir
es necesario
haber nacido,
y nuestra suerte
lleva gestando
por lo menos media muerte.

Y es que se debe ser valiente
para venir a esta vida,
para amar y sentirse amado,
para confesar caídas.

Y es que debes ser valiente,
quizás tú pienses lo mismo,
si así fuera, lo siento de veras,
pero me temo que estamos perdidos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS