Ya te habías acostumbrado tanto a la lejanía

Que te asusta el acercamiento,

Ya habías edificado tu torre en las alturas

Que pisar el suelo te intimida.

Ya te habías acostumbrado a ser sólo tu

Quien diera todo de sí,

Que cuando te entregan el corazón en las manos

Huyes despavorida.

Ya te habías acostumbrado a las ilusiones

Que al tocarlas te llenan de dudas,

Eras solamente tú

Pero ahora hay alguien más.

Eso es extremadamente dulce

Que no sabes digerirlo,

Extremadamente honesto

Que no terminas de creerlo.

¿Por qué están difícil creer que lo mereces

Y que este es el tiempo de la felicidad?

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