A veces, no es más, que Soledad.

A veces, no es más, que Soledad.

Andrea Arrieta

25/11/2019

Cae la noche, fría, oscura, silenciosa.

Con aires de recordarte, quien eres, quien fuiste y hacia donde vas.

Una película en el televisor, una canción en la radio o el simple silencio de tu habitación, te hacen mirar a tu alrededor, y encuentras una cama vacía y horas de desolación.

Sabes que será una noche de tristeza, empiezas a buscar en tu teléfono contactos a quien acudir para cambiar el rumbo de lo que te espera, pero, llegas al final de la lista, y te das cuenta, una vez más, que solo te tienes a ti misma.

Entras a tus redes sociales, compartes alguna foto para interactuar con alguien, pero aún así sientes que hace falta algo, entonces, sacas tu tarro de helado y empiezas a comer esperando que pase el sentimiento que te empieza a inundar.

Es verdad, disfrutas tanto tu soledad, que cuando regresas al mundo real, necesitas compañía, sí, eres feliz siempre, pero también, tenés tus momentos de debilidad, tus momentos de humanidad. No quieres llorar, pero es inevitable, las lágrimas empiezan a caer una tras otra, llenando tu corazón de un sentimiento inexplicable, tu almohada se humedece y sabes que es el momento de liberarte, de llorar hasta el cansancio, de llorar hasta sentir que todo estará bien.

Por que al final, es sola una noche, que como otras, a veces, no es más que, Soledad.

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