Espacio y tiempo

Espacio y tiempo

Gonzalo Sosa

11/11/2019

La primera vez que nos dijimos te amo, fue la última vez que nos vimos.

Esa era la oración que mejor describía mi situación en ese momento. Ese perfecto resumen de una relación que no se sabe bien cuánto duró o si alguna vez existió, vino a mi mente durante un vuelo. No me gusta dormir en el avión cuando viajo por trabajo, los tramos suelen ser cortos y me parece una locura desperdiciar una hora y media durmiendo en lugar de contemplar las nubes desde arriba. Es en ese atento observar, que surgen descripciones tan claras como esa, “la primera vez que nos dijimos te amo, fue la última vez que nos vimos”, toda persona que escucha esa frase, irremediablemente baja la mirada y no puede evitar una expresión de tristeza, o responden “claro, claro, entiendo”. Pero en realidad no entienden, no se entiende. Fue en esas reacciones que descubrí la gravedad del asunto, desde aquel día en que nos dijimos te amo no sabemos más nada el uno del otro. Y algunos vuelos sobre las nubes después, entendí que eso no fue una separación, fue una pérdida.

Suelo pensar que por ser un melancólico incurable, siempre soy yo el que se lleva la peor parte, consecuencia de vivir un poco en cada espacio, un poco en cada tiempo, bastante presente, mucho pasado y un poco de futuro.

Fueron las nubes vistas desde arriba las que, en uno de esos viajes por trabajo, me explicaron los detalles sobre el espacio y el tiempo, algo así como un manual de instrucciones que tendría que haber leído hace mucho, pero que no garantiza el uso correcto de la distancia y de las horas, de lo real y del recuerdo, del espacio y del tiempo.

Lo que las nubes también me dijeron fue que “la frase”, esa frase, debería ser el inicio de un cuento. “La primera vez que nos dijimos te amo, fue la última vez que nos vimos” debería ser, decían, al menos en un cuento, lo que no pudo ser en este espacio y este tiempo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS