En la inmensidad de la noche oscura, puedo ver pequeñas pinceladas, salpicaduras de luz a las que llamamos estrellas, la mayor obra de arte jamás creada, y si llegas a observarla con detenimiento, siempre una brilla más, esa estrella que capta tu atención y no te deja apartar la mirada. Esa estrella que te llama, que su luz es tan extensa y fuerte que eclipsa todos tus sentidos. Tu eres esa luz, mi estrella.

Como poder definir lo que eres para mí?

Eres el astro poderoso, que con su brillo me calienta la vida, tan intenso, tan ardiente, tu calor me cura la energía y elimina cualquier dolor. Sentarme frente a ti se podría comparar a la belleza de presenciar un amanecer, y me da la paz de un nuevo día lleno de color.

Y cuando llegue el ocaso y anuncie el vencimiento de la jornada, sentirte aun en una luna de invierno fría, poderosa y solitaria, a la que tras respirar hondo quiero aullarle tan fuerte que logre sacar mi tormento, y es que ahora la comprendo, percibo toda su solitud, privada de acariciar otro satélite al igual que yo tu dulce cuerpo, por eso cuando mires al cielo, siente mi amor cayendo desde el cielo con su luz mística pues mis te amo los lanzo bien arriba, porque tu eres mi luna.

Eres la tierra firme que piso, dulce olor a tierra mojada, que me hace respirar frescura y vida. Eres arena fina que se me escapa entre los dedos, como al final de la visita se me escapan tus caricias.

Eres toda la vegetación que me abraza en la naturaleza y roza mi piel mientras avanzo, mientras fluyo y crezco con el pasar de los días.

Eres un domingo de lluvia mirando por la ventana y deseando un abrazo por la espalda. Eres mis risas, mi dulce calma, eres la felicidad desbordada, la lluvia en un dia de verano, de esas que te hace bailar bajo cada gota de gloriosidad.

Eres el aire que respiro, ese que va directo a mi pecho inundándolo vida, de oxígeno.

Eres el hogar que me separa del ruido

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