DESAPARICIÓN FORZADA

Parece difícil lo humano, actos inconclusos que prescriben con el tiempo.

La ideología de lo errado, pequeñas mentes que aún no subsanan las heridas de un pasado.

Un cuerpo de la misma sangre esclavizado de palabras amargas y un corazón ya calcinado; cree que tiene la decisión de vulnerar las manos del escriba.

Parece difícil encontrar la manera de escabullirse.

La misma presencia le resulta ácida.

Al menos para el escriba le faltan pocas horas para su partida; una huida que huele a libertad del alba, una justicia digna a su alma.

Restando tiempo al tiempo, inicia la nueva escritura de su anhelada vida, su mirada está firme en el pergamino, sus pies ansiosos y no tiene la mínima intención de volver.

En cambio a los otros, lloraran la partida de lo que ha sido, y de lo que un día fue.

El reloj de arena detiene el mismo tiempo, reduciendo el oxígeno en la habitación y en sus oídos comienza a palpitar el estruendo ruido.

Sus ojos revelaron el nuevo holocausto de sus vidas.

Esa noche de domingo le dispararon fríamente, sin compasión. El ego de su cuerpo salió a flote ayudando a enterrar al cuerpo del escriba.

-mataron a su propia sangre- grito el rayo, alertando la memoria de su padre.

A la mañana siguiente todo era soledad, nunca existió arrepentimiento alguno.