Emisor: DESCONOCIDO
Receptor: EQUIVOCADO
Hola.
Nos presentaron un día de “suerte”, años atrás. ¿Me recuerdas?
Me tuviste todo el tiempo en tus manos, pero no lo viste nunca.
¡Qué falta de (a)-(in)tención!
Tiempo después, me volviste a encontrar.
Entre tus versos más lindos, esos que escribías con el corazón en la mano y el amor cayendo por tu mejilla. Después de leer cartas de amor, de un emisor desconocido hacia un receptor equivocado.
-Terrible receptor equivocado.-
De pronto, un sábado por la mañana toqué a tu puerta.
Y como será de irónico el destino, que en tu ausencia de lunes a viernes, se abrieron puertas y ventanas. Pero precisamente ese mañana, nadie abrió.
-¡Ay el destino!-
Meses después, en una fría noche de primavera, dijiste:
Adiós. Adiós a este amor amargo.
Frente al mar, en compañía de este cielo amargo, me deseaste tanto, tanto, tanto…que me hice realidad. Había llegado la hora.
Y así, así empezó todo.
Cuando aquel día te levantaste sin razón, 2:30a.m. creyendo escuchar el eco de mi risa por la habitación. Te preparaste un café y al sofá.
Mirando tu reflejo frente a ese universo alterno.
Preguntando una, dos, tres.
¿Te apareces aquí? ¿Cuánto tiempo te espero? ¿Acaso he perdido la razón?
Y de pronto, todas tus dudas tuvieron respuesta…
– No, aquí estoy.- Respondí.
Cuando quieras, búscame.
Te estaré esperando.
Y sino, contigo en otra vida.
OPINIONES Y COMENTARIOS