Salí del taller de escritura  sin la menor intención de

hacer la tarea de un micro relato.

El mal tiempo había empeorado, la calle sin almas, el cielo lloraba en la oscuridad, sólo por instantes lo iluminaba algún relámpago.

Me encamine  lento a mi casa. 

¿Acaso desahuciada?

¡ Maldita soledad!

La lluvia disfrazó mis lágrimas.

Nadie me vio y poco importaba; mi ropa se había empapado y la camisa pegada a la piel con el aire helado me producían escalofríos.

¿Mi tarea?

Tan solo una hoja mojada.

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