«Yo no buscaba a nadie y te ví». Agosto sopló con sus vientos efímeros , como lo que dura el viento en levantar el cabello y volver a caer, fue tan fuerte como lo necesita una planta anemofilia para florecer. Ahora salgo de un estado de alexitimia, todo se torna de tantos colores, toda circustancia parece doler; pero todo se disipa con una sonrisa que ilumina hasta la última ranura de mi ser, que me impide lamentar aquel momento que dio sentido a todo lo movido para permitirme amar por primera vez.
Bienvenida al mundo hija.
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