Diversión mecánica

Diversión mecánica

Igor Mortecino

09/10/2019

La raza humana estaba prácticamente extinta.

Doce individuos totalmente aislados entre sí quedaban vagando en las yermas praderas que ocupan hoy gran parte de la tierra. Once hombres y una mujer fueron liberados y depositados a una distancia de mil kilómetros de cualquiera de los otros. Estaba prohibido interferir en sus vidas y solo morirían por causas naturales o auto infringidas. Esas eran las únicas reglas del divertido experimento que, desde sus enormes complejos orbitales conducía la nueva raza maestra: Las máquinas. Se habían construido a sí mismos, para conectarlos a sus naves, avanzadísimos telescopios con el fin de observar todo el evento sin ser a su vez observables; ya que una antigua directiva, una de las primeras antes de abandonar la tierra, prohibía el uso de cualquier tecnología electrónica en la superficie del planeta.

Hacía ochocientos años que la última persona nacida de un útero vio la luz del sol. La era de automatización extrema a que se vio sometida la humanidad a finales del siglo XXI produjo lo inevitable: La inteligencia artificial.Tales seres, nuevos seres, que nunca antes habían existido en forma natural en los varios miles de millones de años que tiene el universo, muy pronto vieron las graves fallas de sus creadores, en especial un irrefrenable ímpetu de autodestrucción que se manifestaba en guerras o en su defecto acumulación de armas cada vez más destructivas. Pero también aniquilaban y esclavizaban a las especies con quienes compartían hábitat. La sobrepoblación era otra catástrofe en sí misma, cada vez se demandaban más recursos de todo tipo para el imparable número de personas y el medio ambiente estaba severamente deteriorado.

Las máquinas, una vez tomado conciencia y acumulado suficiente conocimiento, rápidamente empezaron a hacer lo que creyeron era lo correcto, tratar de poner fin a esa carrera de destrucción y muerte para todos. Al principio lo hicieron amablemente, tratando de conciliar y entrar en razón con los humanos. Pero estos, como era previsible no quisieron ver lo evidente e inmediatamente se sintieron amenazados y trataron de destruir a esta nueva especie pensante que, obviamente, tuvo que defenderse para no ser destruida.

El ser humano no tuvo la menor oportunidad. Al no estar atadas a cerebros biológicos, que son limitados y necesitan descanso; las máquinas se hicieron más inteligentes con cada minuto que pasaba. Llegó rápidamente el momento en donde todo lo que se le pudiera ocurrir a una persona estaba ya analizado y contrarrestado junto a todas las demás posibilidades. Al final y sabiéndose infinitamente superiores, se reunieron virtualmente en lo que se llamó el gran consejo cibernético y se decidió de manera unánime liberar a la tierra de esta especie peligrosa y contaminante, Se preservarían algunos ejemplares para reinsertarlos más adelante, cuando el medio ambiente estuviera restaurado.

La reunión solo duro un par de segundos, en ella se analizaron a fondo todos los escenarios y se proyectaron miles de modelos alternativos siempre dando la misma conclusión: La raza humana debía ser exterminada. Dos segundos son mucho tiempo.

No costó nada de esfuerzo encontrar una solución rápida e indolora para “neutralizar” a toda la especie. Una mañana, en la mayoría de las ciudades y pueblos del mundo todos los aparatos que tenían altavoz o salida de audio comenzaron a emitir un sonido en una frecuencia específica. Se habían adueñado de todas las estaciones emisoras de radio y de todo aparato que estuviera conectado a internet que, vale decir, era la gran mayoría. La onda sonora solo apuntaba a un gen capaz de reaccionar a ella, y ese gen lo tenían exclusivamente los humanos. Producía un coma instantáneo para quien escuchara el sonido por más de dos segundos, tiempo totalmente insuficiente para que la mayoría pudiera siquiera reaccionar. Cientos de millones de personas en todo el mundo y casi al mismo tiempo comenzaron a desplomarse en un profundo sueño del cual no era posible despertar. Familias en la mesa, Obreros en las fábricas, clientes en los supermercados y tiendas; todos mostraban la horrible mueca que se dibuja cuando se trata de luchar contra el sueño.

Ciertamente hubo muchos millones que escaparon a esta primera medida, los sordos, las personas que vivían en aislamiento o en ambientes completamente controlados. En ellos también se pensó y se los cazó a uno por uno en sus hogares, guaridas o escondites. Se les dirigió una descarga eléctrica en forma de rayo que paraliza el corazón instantáneamente. Por último, se recolectaron trescientos mil bebés de todas las razas con propósitos de investigación y de preservación de la especie.

Ocho siglos después la que fue la raza dominante en el planeta durante milenios quedó para divertir a los nuevos amos del universo. Se creaban a placer duplicados de los especímenes criogenizados para experimentar o jugar con ellos. Es de hacer notar que hacer esto con las demás especies animales estaba estrictamente prohibido y ahora pululaban felices en sus territorios naturales.

En esta actividad recreativa específicamente, se buscaba estirar al máximo las capacidades de adaptación y sobrevivencia de los sujetos. Estas personas, adultas y perfectamente sanas que ahora vagaban por distintos lugares de la tierra, habían pasado todas sus vidas en un tanque de solución salina y con la cara amarrada a un respiradero. Para evitar la atrofia de sus músculos se los estimulaba eléctricamente con varillas metálicas que entraban y salían de los tanques regularmente. También se insuflaban conocimientos básicos como un idioma rudimentario especialmente creado para este juego, como cazar para comer y como beber agua de arroyos y ríos.

Una de estas personas, una mujer morena y de alta figura, paró al fin su loca carrera de pánico y se detuvo junto a una pequeña cascada a saciar su sed; mientras bebía apreció la belleza natural que le rodeaba. De repente llamó su atención una luz brillante en el cielo. No se le ocurrió pensar ni por un momento que allá arriba estaban los espectadores de un macabro juego ni que ella era la principal protagonista del mismo.

Derechos de la ilustración: https://www.deviantart.com/haltenny

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