Alice

Yo salía a correr todos los domingos. El único día que me cerraba el gimnasio. Caminé hasta la barranca de la calle Bermúdez y empecé. Pero ahora que lo pienso esto fue un sábado nublado con ese aire extraño tan típico de fin de semanas largo. Era la hora de siesta. Corría bordeando la vía muerta del tren de la costa. Y de la nada se sumó una chica y me habló en inglés, un inglés americano con esa particularidad de la erres cortas. y aw en cawfee o dawg, y un toque sureño en vez de madam , meiam. Era una chica pero creo que demasiado jóven para mí. In inglés me invitó a correr con ella. No hablamos mucho. Solamente de qué bien nos hacía correr y que poca gente había por el río. Corrimos por la bicisenda y ella tomando el tiempo. Cruzamos el muelle de Pacheco y seguimos hasta Perú al río. Ahí , elongamos un rato, seguimos hablando. Hablé de mi trabajo, un poco de mi vida. ella del colegio y que Argentina le parecía un país extraño, que estaba de paso y que a su papá le surgía traslados. Me acuerdo decirme lo encerrada que se sentía. El próximo país era un misterio. Yo en cambio le dije que me resultaba interesante un vida en tantos sitio pero imaginaba lo difícil que sería. Volvimos corriendo levantando la marcha bordeando el río. Subimos por Paraná, doblamos por Madero, Ferreyra y después Quintana. Frenamos ,yo más agotado que ella y sin mucho más que decir nos saludamos sin quedar en vernos de vuelta. Me dio las gracias por la compañía. Tomé nota de la casa. Una casa grande pero no ostentosa, ni muy vieja ni nueva. De esas casas por donde pasan expats, diplomáticos y ceo´s de paso. Una casa con cierta falta de permanencia, sin huellas del tiempo.

Unas dos semanas después salí a correr y me acordé de Alice, la chica americana que iba al Lincoln que me invitó a trotar (jawg) con ella.

Pasé por la casa esa en Quintana o en Darwin y toqué el timbre. Me abrió una señora y pregunté por ella. -Alice?- me contestó en un acentó peruano.- No , jóven aquí no vive ya ninguna Alice. Dirá uste Chloé pero Chloé falleció hace ya tres senanas-Era usted profesor del colegio.

No sabía que decir. No dije nada. -Ajh, creo que me equivoqué de casa.

Seguí caminando y pensando en silencio

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