Microrelato por encargo

Lo más difícil fue colocar el cerebro en el huso y manipular la rueca. Cuando uno sostiene los propios sesos en las manos, para devanarlos, la coordinación visomotriz trastabilla. Desvinculados los centros sensoriales de las vías ascendentes y los centros motrices de las vías descendentes nos ponemos un poco torpes.

En Mercado Libre encontré muchas ofertas de devanadoras de lana pero ninguna que pudiera devanar cerebros. Por lo tanto, tuve que hacerlo, a la vieja usanza del cuento de la bella durmiente, con huso y rueca. Y no fue sencillo hilar primero los resbaladizos y ligeramente sangrantes sesos para luego ovillarlos de forma que el tejido del texto resultara posible y así cumplir con la tarea que Laura nos propuso: tomar una frase hecha en sentido literal.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS