D E S P E D I D A

Mendigo borracho durmiendo en una banca con una botella en la mano — Fotos de Stock

Y yo me iré

y dejaré a mis polluelos.

El primer día

mojados con perlas sus mejillas,

más al segundo

el mundo os envolverá

con sus idas y venidas.

Más yo no podré corretear por mi calle

ni contemplar la pastelería de enfrente

ni oler las flores de la esquina

ni escuchar las risas chillonas en las terrazas

no poder beber unos sorbitos en mi fuente de Ibiza.

Quizás, pueda subir entre nubes y contemplar desde allá

los atardeceres apagados,

iluminarme con la luz de la luna

contemplando el fulgor de las estrellas.

No podré charlar con mis amigos

ni oiré pronunciar mi nombre

sobre las aceras

tampoco darles para un café

a mis amigos mendicantes,

ellos sí, permanecerán sentados en su banco

con su botellín de cerveza entre sus manos.

No pasearé mis piernas

por el asfalto del Retiro

ni contemplaré las barcas

surcando el bello estanque

tampoco podré deleitar mi copa de cerveza

en una de las mesas del quiosco

Tantas cosas que pasaban

pero que ahora al despedirme

tanto las echo en falta.

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