Desde el lugar mas cómodo

Desde el lugar mas cómodo

Realmente, creo que se han tomado unas molestias excesivas. Han sido realmente muy amables todos ustedes, sin excepción…

Me encantan como han cuidado la decoración, en ese estilo tan dark, tan gótico. Así como el look de la mayoría de los invitados, salvo los más jóvenes.

Yo también, a esa edad, cultivaba un estilo “casual”.

Por cierto, que no puedo dejar de mencionar el exquisito detalle de la música. La menciono sobre todo porque no es lo usual en estos casos y a mi, particularmente, me parece excelsa. Tanto el Magnificat de Bach como sus conciertos brandeburgueses y, como omitirlo, el maravilloso concierto para piano.

En fin, si le agregamos el café italiano, los licores y los discretos bocaditos dulces y salados estoy en condiciones de afirmar que ningún detalle quedó librado al azar .Un lujo, lo que se dice,un lujo.

Pero… ¡Qué cabeza la mía! Me olvidaba lo más importante de la “mise en scene”, la frutilla de la torta, por así llamarlo. Me refiero, por supuesto, al finísimo ataúd de caoba que, dejando de lado mi proverbial modestia, fue producto de mi elección. Aunque, justo es reconocer que, si bien estéticamente es paquetísimo, no es muy cómodo. Debería habérmelo probado antes, pero son esos remilgos, ¡Tilingerías, bah! que uno tiene cuando todavía está vivo.

Lo que sí, está muy bien ubicado ya que desde este ángulo puedo ver claramente todo el desarrollo de mi velorio.

El cerdo de mi socio intentando consolar a mi flamante viuda, el imbécil de mi hermano mas preocupado con su última conquista que atento a la ritualidad propia del momento (Me pregunto como se arreglará financieramente para su subsistencia, de ahora en mas), mi hermana, con sus tres críos a cuestas, vestidos todos ellos en composé, con sus gestos de dignidad compungida… ¡Qué maravillosa puesta en escena supo representar siempre a lo largo de toda su vida! Al que no veo es a su esposo. Seguramente debe estar durmiendo, despatarrado en un sillón, o escuchando algún partido en su auto ¡Por lo que me importa!

La que se ve inconsolable, pobrecita, es mi secretaria. ¡Qué dolor tan desgarrador! Si hasta me dan ganas de…pero ¡En fin! ¡Así es la vida! Menos mal que ninguno se animó a cerrarme los ojos. Me hubiera perdido este soberbio (y último) espectáculo.

¡Caramba!… ¡Veamos a quien tenemos aquí! ¡El señor cura que viene a dar su postrer oficio a este humilde pecador!¡Qué buena oratoria!¡Qué sentimiento para expresarse! Si hasta hizo emocionar al infeliz de mi primo, que nunca tuvo corazón…

Bueno, esto se acaba, ya me cierran la tapa y siento que me transportan al cementerio.

¡Ah…! El maravilloso espectáculo de la vida…¡Fué bello mientras duró!.

Supongo que ahora viene la parte de la gran luz blanquecina, el tibio resplandor, etc. etc.

Escucho ya las paladas de tierra sobre el cajón… ¡Vamos! Se supone que salgo del cuerpo, soy etéreo, floto en el aire y veo la luz, alguna luz…

¡Una luz pequeñita aunque sea!

¡No! ¿nada? ¡Dios!

¿Acaso los libros de autoayuda, los talleres vivenciales y los carísimos gúrues que pagué eran todos una Pura Mierda…?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS