Maldita almohada que me aguantas.

Maldita mi suerte, mi vida.

Maldito reloj que no paras.

Maldita tu magia y tu huida.

Maldita sea la esperanza.

Maldito yo, que hablo

solo.

Que hablo de amor sin tenerlo

y el silencio me mira cansado.

Maldita ciudad, maldita la gente que te hizo dudar.

Maldito mi mar.

Que me prometía sirenas

y solo ha llenado de arena el lugar.

Maldita mi

soledad.

Que me juró que se iría.

Me despisté y ahora tiene

construidas trincheras en todo mi hogar.

Maldito el alcohol y el tabaco

que ya no me saben llenar.

Malditas la redes, malditas mis pieles.

Maldita mi paz.

Maldita la fiesta

que luego me deja vacíos que llenar.

Maldigo la tele, el sofá.

Y el instrumento en que toco canciones de ti que nunca escucharás.

Maldigo mi voz y mi mente

que nunca se ponen de acuerdo.

Me maldigo cuerdo,

y todos aquellos recuerdos que nunca se van.

Maldita mi maldición,

que es el reflejo de mi error.

La luz que salió disparada

directa a mis ojos desde un cristal roto.

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