Necesito…

Necesito…

Daya

13/04/2017

Aquí estoy en mi cocina  como cada mañana…  en mi solitaria casa, con una taza de  amargo café que quema mi lengua.

 Me lo bebo sorbo a sorbo, lentamente,  mirando fijamente  hacia la pared  blanco que tengo en frente. Mientras pienso en que se ha ido mi vida… ¡he trabajado tan duramente por esto! pero, ¿y  mi alma? sigue vacía e inconforme ¡esperaba algo más!  quizá y nunca llegaría, quizá y nunca estará conforme, completa. 

Quien diría que una mujer como yo podía aun estar hoy sin rozar cada noche una piel.  Pero, no han de creer mi inconformidad . Pues… cada sábado descubro diferentes maneras de besar, en mi ser siento que el ser mujer u hombre no interviene en mis gustos…  ¡quiero algo mas! quizá alguien que me sonriera cada despertar o quizá quien no soltara mi mano cuando ande junto a mí; ¿es demasiado pedir?

A mis 40 años y ¡este cuerpazo que me gasto! solo he dedicado mi vida a mi… sin querer con esto decir que haya sido egoísta. Mi  cuerpo conoce cada raza y cada etnia, en eso no he tenido problema alguno, desde los 20 años cada vez que salía a conquistar… ¡lo lograba! con una mirada, un  baile sensual, mis intereses, capacidades intelectuales y sentido del humor, lograba ser siempre el centro de atención. 

Pero no he tomado en serio eso de ser solo de alguien… no me imaginaba  lavando otras prendas que no fueran mías, escuchando las quejas de alguien mas, dedicándome por completo a otra persona, o cuidar de alguna rodilla rota. ¡Nooo… para nada! no me imaginaba en esas situaciones. 

Pero han pasado los años y me siento sola, he disfrutado de mi vida ¡la verdad!; bien decía mi madre: 

– sola te vas a quedar… buscando el hombre perfecto, un hombre que no existe. –         ¡que razón tenia!

El día que el destino  puso uno en mi camino no supe valorarlo… era un chico común , bastante guapo ¡la verdad! con una bella sonrisa, y muchas ganas de trabajar. Pero me aburría su amabilidad, la distancia y muchas cosas más…

No valore a ese chico, que me llamaba cada despertar: -buenos días princesa ¿Cómo le va? – solía, decirme…

– ¡tengo sueño chico! deja de molestar… le decía yo sin más; – ¡que pesado coño! – pero, a decir verdad, extrañe sus llamadas, el día que dejo de llamar.

No creo que el haya sido el indicado, pero no pude dejar de llorar, cuando una mañana de esas me llamaron desde su hogar: mi hijo a muerto… El pobre vivía en una realidad paralela, un chico endeble y sentimental.

Después conocí a Sebastián; ¡oye! que buen gusto tenía el hijo de puta, estaba conmigo y con otras dos más.  

Le dediqué mucho tiempo, mucho más de lo que merecía, después me arrepentí, solo por unos meses… le di otra oportunidad; un error de esos que comete uno, cuando tiene veinte y tantos. 

Más adelante, conocí a Cristóbal ¡qué bueno estaba! y que bien que funcionaba en la intimidad. Pero al momento de la verdad; Cristóbal me salió con cuentos chinos… Una alianza en su bolsillo … – ¡te aseguro que no soy feliz con ella!; menos mal que no me gustaba suficiente, aun seguiría siendo la amante. 

Luego me dediqué a emborracharme con mis amigas,  allí conocí a Sandra… si, ¡una mujer! después de unos meses no me sentía feliz – ¡Oye Sandra!  esto no es lo mío, no siento nada, de nada.- Sandra se marchó llorando, asegurando que le había hecho más daño que su ex marido.

Y así paso mis días, entre amores y desamores… Pero ¿saben qué? he terminado mi café, creo que voy a dejarlo…  Si, así como deje de fumar, así como deje de beber ¡me hace pensar en demasiadas estupideces! 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS