Que tristeza me causas pueblo mío, en tu afán desmedido de velar solo por t; por la avaricia que te ciega, que no te deja razonar. Llevando día a día a tu propio país al borde del abismo.

Que bronca me das pueblo mío, al verte marchando, peleando, por algo que ni siquiera entiendes, que ni siquiera puedes explicar. Siguiendo a aquel que saca más provecho que tú. Luchando sin razón, al frente de quien se esconde a las sombras. Peón del crecimiento de los poderosos.

Que miedo me haces sentir pueblo mío, el verte siendo avasallado por tu ignorancia. Pero más miedo me da el que no quieras ver.

Y así me vas dejando pueblo mío, en un cumulo de sentimientos que van quebrantando mis palabras.

En qué momento convertiste la política en guerra, en que momento permitiste que nos desuniéramos.

Estas en contra de aquel porque toca tus intereses, porque te empuja a trabajar, porque te hace cerrar el puño para poder resurgir más fuerte.

Estas a favor del otro porque te regala todo, porque te prefiere ciego, sordo y mudo

Pero tú, siempre seguirás pobre esperando la migaja que crees merecer sin esfuerzo.

Esclavo de tus circunstancias y tus decisiones te encontraras.

Y el tiempo, solo el tiempo mostrará que todo era necesario para que el país creciera y, entonces, solo entonces serán enaltecidas aquellas palabras.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS