ASTURIAS, PATRIA QUERIDA

Asturias no es mi patria pero, es una patria querida. Su belleza sin igual me abrazó cuando viajé a este lugar, donde todo es verdor, encanto, jovialidad y paz para el espíritu. Esta tierra me amó con su encanto creativo, que no tiene parangón. Todos sus paisajes, perféctamente esculpidos por la mano del Creador, me dejaron impresionada por su majestuosa simetría y colorido. Sus innumerables campos que me llenaron de armonía, son el escenario idóneo para la relajación. Sin cimientos, cemento ni paredes, allí hay palacios construidos con sus bosques, sus suelos, sus árboles, sus montañas y sus cielos.

Los Lagos de Covadonga son un paraíso y, tal como en un dibujo sacado de un cuento, te invade la alegría y te llena de vida el sólo mirar este valle. En este lugar, sin reglas ni pinceles, todo es exacto; nadie lo ha medido ni colocado allí pero, todo está en su sitio. Si me alejo, siento como si hubiera perdido algo que añoro. Sus campos te tienden una mano hospitalaria y te invitan a quedarte. Esto a nadie puede dejar indiferente. No me extraña que Dios durante su creación, al séptimo día tuviera que descansar.

Al fondo Los Picos de Europa, tan naturales como sorprendentes, como terrones de azúcar escarpados, flotando al amanecer. Impresionante su divinidad tocando el infinito en las alturas. La Luna duerme en sus cimas y éstas acompañan al Sol en su nacimiento. Tocar el cielo con las manos, aquí es muy fácil. Por encima de las nubes, aquí el cielo se ve más azul, en contraste con la majestuosidad de este macizo montañoso.

En una aldea singular, divertida y ocurrente por su viveza, como un puzzle de plantas exóticas y casas de colores contrastados, como un paisaje infantil para colorear, con los bares acostándose a los muros del Nalón enfrente de las casas colgantes, han sido pintadas las fachadas del ribereño pueblo de Cudillero.

Imperial, modesta y chiquitita en el santuario de los deseos, como metida en un túnel, luminosa en su estancia, dicen que le puedes pedir lo que quieras; afable y compasiva, elegante pero cercana, acoge a sus hijos al pasar y se contenta cuando la visitan. Hablo de la Virgen de Covadonga, famosa por su ubicación en una cueva de Cangas de Onís.

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