Rosada como el cielo

Cuando al atardecer se estremece

Recordando pasiones olvidadas;

Rosada como las cortinas del alma

Que dejan entrever el cálido ocaso

De una dulce bienvenida.

Cálido ocaso que añora desprenderse

De la fragilidad que solo el amor aprisiona;

Dulce bienvenida que añora con romper

Condenas de vidas pasadas

Y vanagloriarse en mil torbellinos

De púrpuras y volátiles caricias.

Ella gritó sus silencios más pueriles,

Y sin embargo, en la ternura de sus labios

La simpleza descansó levemente.

Él ocultó sus ilusas esperanzas,

Pues el destino aún no pretendía despojarlo

De pecados falaces.

Rosadas sus mejillas,

Como ocasos sin despedidas,

Rosadas… como púrpuras caricias

De quien por primera vez ama,

De aquellas…tan suaves

Como cortinas del alma.

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