Por si muero mañana,
no te sorprenda mi trance
desde que nací, solo esto me afana.
Ayúdame a cavilar en los míos,
el sentido profundo de las cosas.
Déjame allanar un aparejo,
leva por mí el ancla.
No te enredes en mis trazos inconclusos,
ni quieras encontrar mercado
para mis productos.
Lleva a ti de mí, lo mejor.
Lo más lindo, lo más bueno.
No olvides lo suficiente,
que es de ello que se aprende.
No ceses de tu memoria
que aprendí a vivir enseñando
y que siempre, siempre, siempre
me soñé aprendiendo.
No te guardes nada
que bien sirva a un tercero.
Nada ha sido tuyo ni mío,
más allá de los buenos
y bellos momentos.
Todo lo tuve prestado,
o lo estoy debiendo.
Por favor, riega mi planta,
para que siga creciendo.
¡Te lo ruego!
Adósale un tutor firme y recto.
Vigila que suba alto y firme,
y que llegue hasta el mismo cielo.
¡Ah!
Cuando sea tiempo de cosecha
asegúrate que no olvide,
que nació del mismo suelo.
Porque la gratitud,
es el mejor anzuelo.
En tus manos y a tu amparo
queda: lo mejor, lo más bello,
lo único grande e importante
que en realidad tengo.
Y como en realidad siempre
Ha sido tuyo, te lo regreso.
En ti queda toda la grandeza
de tu persona.
Tampoco olvides repartirla
por ahí, sin pereza
en cualquier lugar.
Que bien le hace a la patria,
alguien con tu humanidad.
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