Levantó la mirada frente al espejo.
Ahí estaba él, triste y dolido,
Tal como ella lo recordaba.
Sus canas reflejaban el paso de los años,
Y su tez morena la agonía de su alma.
Ahí estaba él, frágil como el niño que nunca dejo de ser,
Jugando sin jugar, ocultando su miedo a vivir.
Ahí estaba él, aquel hombre al cual jamás admiró,
Al que mató una y otra vez, al que grito y lanzo al vacío
Dejándolo en soledad.
Levante la mirada frente al espejo.
Ahí estaba él, ahí estaba mi padre.
A.J
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