Esta luna de escarlata,
dibujada sobre la arena.
Entierra sus misterios,
y un niño se escucha a lo lejos.
Ésta arena pomposa,
reflejo de un invierno
gélido, crudo, obscuro,
juega con las veras del mar.
Me siento en el inmerso
silencio de las olas marinas.
Contemplando en amalgamas
una noche fría y amarilla,
comprendo que no es vigilia.
El tiempo no es tiempo,
el espacio no es espacio.
Y algunas leyes,
no parecen ejercerse.
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