El show debe continuar
Se presenta una vez más. Sobre el escenario monta una farsa. Se desloma por ratos con Mononas dibujadas de princesas. No encuentra ninguna ciruja con quién compartir birra y vereda. Y de retirada a la cueva las reflexiones asechan: “¿Qué estás haciendo?” “Y qué querés que haga?” Lo enloquecedor que puede ser andar por ahí queriendo querer.
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Eterno resplandor de dividir nosotros dentro mío
No se puede pensar en uno mismo si no estás sintiendo en uno mismo porque pensamos lo que sentimos. Entonces el desafío será despojar de “nosotros” lo que siempre fue exclusivamente mío y supimos compartir. La cordura me da la oportunidad de quitarle lo “nuestro” a todo lo mío para permitirme disfrutar de estos sentimientos arraigados que iniciaste, descubriste y siguen dentro mío pero son tuyos. Y por ser tuyos funcionan así, como testigos de un homicidio.
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Siempre fuiste tan romántica
¿Cómo no ibas a quedarte enamorada de la derrota?
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Qué feo era Bukowski pero qué placer escabiar así y escribir así y coger así..
¿Cuántos lindos se necesitan para gozar como Bukowski?
Gracias feo por tu escritura revulsiva que retiró el sexo del concurso de belleza.
Gracias feo por los títulos de tus libros que ridiculizan acomplejados!
Y yo me río de sus caras descubriéndote.. Y yo me río de ellos.. de los dueños de la moral, de los lindos..
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Vacío
Cada vez que la sombra de una mujer desaparece de mi hogar me siento un poco más vacío. Y sólo es su sombra lo que desaparece porque todo lo demás lo recuerdo y me convierto en su prisionero de alguna forma. Como si mi capacidad de dar cariño fuera algo que no se puede cargar más.
lo enchufas
se enciende
y se apaga.
Pero lo que Juan me pregunta es “¿Los prejuicios no son esos que siempre bailan en las sombras?”
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¿Te acordás de los primeros histeriqueos?
en el aula
en el trabajo
en la facu
en la vida
en la vida con vos
en la vida sin vos
sin vos
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El otro día conocí una piba que me pasó lo que escribía y me gustó cómo usaba los corchetes. Pudo haber pasado algo, no lo sé.
a lo que Juan me pregunta “¿Con ella o con sus corchetes?”
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Me cuesta mucho administrar los recursos que dispongo para conquistar y para imaginar. Ya nos imaginé juntos un montón de futuros y quedé agotado para la conquista. ¿Será por eso que escribimos? Para incorporar y/o invitar lecturas a nuestra imaginación y ver si deciden quedarse. La conquista es ese juego de la infancia que siempre recordamos y distinguimos por su belleza efímera. La belleza de la escritura en cambio es por ser subjetivamente infinita.
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“-¿Vende espejitos de colores?
-Sí
¿En el momento lo siente?
-Sí
-El acusado queda absuelto”
Los jurados de mi cabeza no se me dan vuelta hasta que voy a terapia.
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Me preguntaste si por favor
podíamos volver a hablar,
que seamos amigos,
que lo intentemos
“tranqui, que sé yo”
Te dije que mejor no,
que estábamos bien así.
Respondiste que te ibas a casar,
que te mudabas a Seúl.
Ahora quiero ser tu amigo,
ir a visitarte con cualquier excusa,
traerte, secuestrarte,
morir como un héroe.
Rescatarme de lo cagón que fui.
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Si se hace el mundial
de mejores canciones
que nos hayan dedicado
voy con esa
y vuelvo campeón.
foolish games
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Como dos espejos
lo nuestro fue
mirarnos hacia el infinito
hasta que uno
se rompió.
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Me acuerdo de esa vez que nos juntamos a hablar pero lo único que escuché fue “tu perfume huele a vacaciones”
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El otro día con mi sobrina vimos la de Pocahontas y no la de Jazmín y mi sobrina tiró
-Tío vos sos re Pocahontas
-¿Porqué?
-Porque Pocahontas todavía no sabe que sos re Pocahontas.
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Volviendo del chino aveces tengo estos pensamientos que se van cayendo encima de otros:
“Las ganas de irnos a dormir juntos.
¡Ahí está!
Eso fue lo que me mató”
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Siempre te imaginé
hasta que apareciste.
Ahora que desapareciste
tengo que dejar de sacar conejos de la galera.
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Las últimas dos botellas de ginebra me duraron dos semanas.
empeoró la visión
empeoró el apetito
empeoró el sueño
el libido va y viene
la escritura por suerte está haciendo terapia.
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El tiempo
Esa droga que nos hace sentir que va y viene cuando en realidad siempre se está yendo.
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Encendí un sahumerio, tiré el trago que había quedado a medias y me serví uno bien frío. ¿Porqué? Por comodidad. Para volver a sentirme solo.
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A todos los lugares que me gustaría ir.
Adentro de tu cabeza.
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Y esos mimos de aquella noche no fueron nada. Nos pusimos de acuerdo implícitamente para dejarlos peor que olvidados. Apartados! Al calabozo de la represión. No, peor aún. Los mandamos a ese lugar donde no pueden tocarse, mirarse, hablarse, pensarse o pensar que se están pensando. Ese lugar que todos en alguna ocasión cerramos y decidimos tirar la llave.
Y es por eso que en el fondo de cada pozo vive una neurosis.
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Fer salió con el skate
me quedé solo con la gata
la gata me mira
no sé que quiere
no sé relacionarme con felinos
me siento un toque zarpado
voy a la heladera y la gata me mira
destapo una birra y la gata me mira
gata del orto ¿qué me mirás?
esta gata es la buchona de fer
estoy seguro, le cuenta todo
me quiero hacer amigo pero no sé cómo
me acerco y se escapa
no!
pará
me acabo de rescatar..
el viaje que me comí con una sombra
el falopero soy yo.
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Feriado por la noche
Nostalgia y ginebra
música de los 90.
Soledad parece que viene
pero al final nunca aparece.
Y me quedo atando
estos deseos de fuga.
Organizando el gran motín
al pasado.
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-¿Cómo era ella?
-No creo que tengamos tanto tiempo ni yo tanta memoria para responder eso pero si te puedo contar como era uno de sus momentos recurrentes de su personalidad. Se indignaba de repente. Comenzaban a aparecer las primeras lágrimas de impotencia. Yo también me ponía mal porque podía sentir que estaba sufriendo y quería ayudarla. Toda esa sensibilidad era su talón de Aquiles y en momentos como este se podía sentir como si sus emociones se estuvieran desbordando. El disparador solía ser alguna injusticia que leyó en las noticias. Nosotros éramos también, compañeros en la angustia pero ella se conectaba con sus emociones a otro nivel. Después se quedaba esperando que llegase el momento de calma como le indicaba su experiencia. Porque ya había pasado muchas veces por eso y nunca se repuso de tantos intentos por explicarle a terceros lo que le pasaba cuando sentía el corazón tan pesado. También se agotaba al intentar explicarme a pesar que nos pasaba lo mismo. A pesar que no me consideraba un «tercero» Pero no parecía importar. Ella y sus emociones eran multitud.
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Me gustaría revelar mi prontuario de locuras para darle sustento a las locuras que ahora te estoy proponiendo. Pero ¿Quién me creo yo para bajarte la luna plantándole la bandera de mi pasado?
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