Ciudad maldita 
Me hallo en la ciudad de mi memoria,
donde me refugio vez en cuando.
En sus aceras puedo revivir la historia.
Aquella que escribimos en el aire.
En las esquinas que nos vieron.
En las botellas que besamos.
En los pasillos que reían.
En las farolas que apagamos.
En las baldosas que pisamos,
ahí me encuentro dando vueltas.
Mirando la Luna, hablo.
Eres tú, pues no hay respuesta.
Ella soy yo, que nunca digo.
El silencio es una orquesta.
La noche, el mejor lienzo.
Tu beso, la mejor muerte.
En la ciudad de mi memoria,
donde cada medianoche
un coche llamado tiempo
me recuerda que le pierdo.
Me invita a subir un hombre.
Borracho, no oí su nombre.
Un millón de iguales dentro.
Se hacían llamar recuerdos.
A mi lado, tres mujeres
bebían sonrientes con ellos.
No entendí su trampa hasta ahora.
Perfectos cómplices, un plan maestro.
Así empieza mi mente sus noches
perfectas para un secuestro.
En aquella ciudad maldita,
que mata
cuando resucita.
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