El día en el que no hubo después
recordé el antes.
Omnipresente ausencia.
Te veo en ninguna parte.
La necesidad de apretar el gatillo
que el cobarde
tuvo una vez,
fue para suicidarte.
Lo hizo para salvarse.
Las alas no sirven en una cárcel.
Al menos para escaparse,
pues solo dan aire caliente.
Hermetismo
que acaba asfixiándote.
La ausencia
solo presente cuando alguien la ve.
Se quedará la mía escrita en braille.
Una mirada congelada,
fija en el papel.
Que tras los barrotes observaba el baile.
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