Que se acaben las palabras.

Que se diluyan como se diluye el vino.
Que se disuelvan en la dulce gota de roció que cae en el amanecer.
Que se acaben las preguntas filosóficas.
Que se extinga el cosmos en este eterno agujero negro que se traga todo.
Que la vida se pegue a la muerte.
Pero que el tiempo no se me acabe nunca, nunca para amarte.
Nunca para honrarte.
Nunca para verte.
Nunca para estarte así contemplando,
Sin poseerte.
Sin tenerte.
En libertad.
Porque ¿sabes?
Te amo sin poseerte,
Sin deseos de cautivar un ave tan hermosa como tu,
Y ¿Para que querría tenerte?
Es más bella una roca en el río, que en la colección más preciada de rocas,
Hes más hermoso el canto de un pájaro libre,
Que el canto de un pájaro encerrado.
Y yo te amo así, en libertad,
En la libertad de verte volar,
andar, vivir, y respirar.
Te amo a destiempo de todo.
Del propio universo que conspira,
Porque te atrape y no te deje ir jamás.

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